Estoy muy nerviosa. Voy a una cena muy especial. Por un lado dramaturgos y actores, por otro lado músicos, escritores, poetas... y tengo miedo. Por primera vez en mi vida creo que estoy donde tengo que estar y estoy deseando ir y empaparme de toda esa gente, pero por otro lado me cago de miedo, siempre tan introvertida, siempre guardandomelo todo dentro, siempre escondiendo esta faceta mía.
Estoy muy nerviosa, y no sé si encajaré. Aunque ahora que lo pienso, qué tonterías digo, si sólo mi vestimenta ya pega con todos ellos. Porque yo soy así, he nacido así, y no tengo porqué ocultarme. Sólo tengo que dejar los miedos en el bolso.. y dejarme brillar.
Deseadme suerte.
viernes, 29 de diciembre de 2017
martes, 19 de diciembre de 2017
Lazo al corazón

Cuando se sienta delante mío, me mira. Hago otras cosas, pero cuando me fijo, está mirándome. No sabría como definir su expresión. Mira como con asombro, con los ojos abiertos, como sorprendido. Y lo hace cuando no me doy cuenta, aunque a veces, lo pillo.
Es increíble el cariño que me da apenas sin conocerme. Cuando estoy dormida me coge la mano, me la besa, y se la pone cerca de su pecho. Cuando se pone encima mío, no quiere salir de allí, y yo tampoco quiero que salga. Y así nos mantenemos indefinidamente, hasta que no aguantamos más.
Es increíble como me cuida, como está pendiente de mí en cada momento, como le parezco que valgo muchísimo, y como me dice cada día que quiere verme. "He estado todo este tiempo sin tí, aguantaré unos días más", se resigna.
Quiere que cante, que toque con él, que nos inventemos historias, que vayamos a ver el pueblo más bonito de Catalunya, que nos atrincheremos en los conciertos... y yo... yo... sólo quiero decirle que cuando me abraza, rodea todo mi mundo, y que de un apretón contra su pecho, une todas mis partes rotas.
En un día, puede cambiar la vida. A veces, en sólo un segundo.
Tengo ganas de verle también, tengo que decírselo. Aunque seguro que él, ya lo sabe.
lunes, 11 de diciembre de 2017
Voces y más voces
Voces y más voces.
Escucho todas las voces, todas las historias, todos los relatos empiezan a hablar. Vienen cuando ya estoy dormida y me cuentan y me hablan. Una voz tras otra narran su historia. A veces se solapan un poco el final con el principio de otra. Voces y más voces. Subiendo el tono, como un bullicio, hasta que me despiertan y las escucho en vivo. Voces y más voces. Y me empapo de todo su sufrimiento y su dolor. Maldita sea la pena mía de ser una maldita esponja del dolor ajeno.
Pero las voces no callan, voces y más voces.
Esta mañana me he dado una pausa. Me he levantado con energía y he estado la mar de feliz como estoy desde que realmente me quise. Entiendo que mi marido no me entendiera. Entiendo que casi todo el mundo no me entienda. Lo asumo y lo acepto. Todo el mundo no tiene la capacidad que tengo. Tú sí. Diablo. Fue tanto el entendimiento de nuestros cerebros que desarrollamos telepatía. Un asombro para ambos esta brujería. Y eso que no estabas al 100 por cien de ti.
Y ahora escucho más y he amplificado la señal. Y escucho voces, y más voces.
Me las muestran, y yo las escucho en mi cabeza.
Entronada en una gran sonrisa, juzgo, condeno y apelo, las circunstancias que me rodean. El amor por mí misma es tan alto, que cualquier cosa que me haga el más mínimo daño me causa una repulsión automática que ya es imposible tragar. Lo escupo. Y dejo que se pudra en el suelo.
Tan fuerte, como una emperadora, pero que al cerrar los ojos escucha voces y siente en sueños. Como una diosa.
Y en el silencio... voces, y más sueños.
viernes, 10 de noviembre de 2017
Los vengadores

Aprender a ganar también. Pues claro, cómo no se me había ocurrido antes.
He dado portazo a un montón de personas, casi no me he quedado a ninguna. Me siento bien, estoy tranquila y disfruto mucho de estar a solas. No me pesa para nada, más bien me gusta y me apetece.
Y me siento como Vendetta, o como los vengadores, o como en la naranja mecánica. Estoy dando candela a un montón de gente tóxica que vuelven para aprovecharse de mí.
Cuando vuelven, siento un dolor dentro. Es como un asco que me repulsan. Recuerdo las cosas que me han dolido y como me han tratado. Seguidamente siento indiferencia hacia esas personas. Como a menudo insisten porque no se dan cuenta de que he cambiado, les empiezo a dar candela. Primero me hago respetar, y luego con 3 o 4 preguntas los desmonto y los dejo pensando y se alejan, al puro estilo socrático. Y ya con su merecido, me olvido por completo.
Nadie va a tocar esta estabilidad tan buena que he conseguido. Nadie. Nunca más.
A dar candela.
Hay que aprender a ganar también. Debería aprender más de mis hijos. Ellos son pequeños vengadores.
sábado, 4 de noviembre de 2017
La intuición

Las mujeres somos difíciles de contentar, toda la razón. Somos exigentes, pero en esta exigencia está nuestro punto de corte para poder diferenciar quién realmente nos quiere y quien no. A veces la gente construye muros, no para evitar que otros entren, pero sí para ver a quiénes de verdad les importa como para destruirlos. A quién vale la pena aguantar. Porque francamente, creo que las mujeres aguantamos. Los cavernícolas nos cogían de los pelos y nos metían en la cueva. Una putada sí, pero al menos nos traían comida y nos cuidaban a cambio. Ahora te meten en la cueva y te sacan a patadas. Y éstas no son maneras de tratarnos. Un pueblo que no quiere ni respeta a sus mujeres está condenado al fracaso.
Creo que nos tienen miedo, los hombres. Porque somos capaces de volverlos locos. Y nos tapan, nos ponen el burka, nos esconden, nos hacen ser estúpidas y objetos sexuales... porque nos tienen miedo, y necesitan dominarnos.
Y yo debo ser un poco cavernícola, porque eso de que me dominen me pone un montón. Un buen macho que me aprese.
Las mujeres somos las de la intuición.
La magia está en aumento. No lo controlo. Viene sola cuando quiere, pero viene. Está ahí, suspendida en algún punto invisible entre la luz, los colores, el aire. Se esconde detrás de todo y no podemos verla, pero teje una malla que nos envuelve, y no somos capaces de verla porque es imposible. En mi vida hay demasiadas casualidades. Son demasiadas. Al principio pensaba que era mi pensamiento lo que las atraía, pero creo que es justo al contrario. Las cosas suceden, y soy yo quien las capto. Aunque sucedan en otro lugar del mundo. Me vienen a la cabeza, y yo inexplicablemente hago mías ese montón de casualidades. Te presentía mucho antes de conocerte. Me puse tu nombre sin saber de ti. Vibré inconscientemente en tu frecuencia. Qué casualidad.
Y así me ha ido pasando en otras ocasiones, varias veces, con otras cosas. Y últimamente todo esto va en aumento. Cada vez voy captando más esta magia extraña que siento cuando ella quiere, o quizás cuando yo puedo, es que no sé que va primero! no lo entiendo! y me hace pensar a menudo que estoy loca de remate pero es que no lo estoy!
Simplemente lo sé. o no lo sé y me viene sin saber el porqué, que a veces descubro más tarde y otras veces, no. Como sé, que me estás leyendo, como sé, que ella también me está leyendo. Como sé jodidamente que estais ahí detrás! y que os dejo estar porque por algún extraño motivo o algún misterio secreto que no entiendo, tenéis que estar ahí, porque creo que por alguna extraña razon oculta estáis ahí para que yo de una puta vez aprenda algo sobre mí que está oculto y que lo estoy sacando a base de dolor y dolor y angustia como todo ese gran dolor que sufrí para parir a mis dos hijos.
Y no puedo explicar porque lo sé.
lunes, 30 de octubre de 2017
viernes, 20 de octubre de 2017
Miedo a ahogarme
Tengo una situación que no se cómo abordarla. A menudo me dejo llevar, y lo único que hago, es no hacer nada. Claro, que no hacer nada cuando hay implicados los sentimientos de otras personas, pues no está bien. Pero sin embargo, me dejo llevar.
Hay días que creo que esta situación me está causando tanto daño como beneficio. Es placentera, claro está, pero sé que es irreal. Lo sabemos, vaya. Y aún así, nos dejamos llevar.
Otros días pienso en soltar el salvavidas. Hay días en los que tengo la certeza de que es el paso a seguir. Soltarlo, y ahogarme del todo. Pero me da un miedo terrible. Y sé que lo tengo que hacer. Me esperarán días de oscuridad, semanas. Y me aterra.
Algunos días pienso en que no es necesario ahogarme. Puedo tirar un tiempo así. Sobrevivo. Y dios dirá, y el tiempo también.
Esta noche he dormido fatal. He tenido un sueño corto donde he visto a un hombre. Era moreno, y los ojos no eran azules pero eran especiales. Me atraían. He soñado que me hacía un gesto con la cabeza y le seguía. De alguna manera me estaba protegiendo. Yo sentía que era él, el que es para mí. Él me quería suya también.
Últimamente es a un desconocido al que siento. El que viene a verme algunas noches y me arrastra a seguir un poco más. Pensaba que iba a ser doctor. El de esta noche tenía estudios pero no lo era. Creo que era farmacéutico. Creo que va a ser un compañero de profesión. Como en las dos profesiones estás cara al público atendiendo y ayudando a enfermos, a veces las vibraciones me confunden. Lo miraba sin decir nada y me atraía profundamente. Tiene que ser alguien que es para mí y aún no lo conozco.
Dejarme llevar o ahogarme, esa es la cuestión.
Me voy a dejar llevar. A ver qué pasa.
lunes, 16 de octubre de 2017
My Sweet Lord

Me encuentro en plena operación limpieza. Estoy sacando a personas tóxicas de los armarios y tirándolos a la basura. A la gente mentirosa la estoy ahogando con agua por el fregadero. A los envidiosos y criticones los sacudo por el balcón. Y a toda la gente oscura y negra que impregnan de mierda todas las vivencias viscerales, les echo lejía y se funden rápido.
No me interesan en absoluto, para nada. Cada vez estoy más sola, es cierto. O al menos esa sensación es la que tengo a priori. Pero sé que no es así. Si reflexiono, me doy cuenta que es precisamente ahora cuando más acompañada estoy. Quizás no es en cantidad. Pero sí en calidad. Voy sobrada. Y me siento feliz.
Los que me quieren, están. Y no tengo que obligarlos, ni me hace falta competir, ni me hacen sentir que compito con otra gente. Están porque me quieren y les gusta como soy. Y es así de sencillo. No hay más historia que ésta.
Y los demás, pues que sigan su camino pero lejos del mío. Porque no sólo no me quieren, si no que son retales humanos que arrastran un montón de problemas emocionales, que focalizan en mí, como podría ser en otra víctima, todas sus miserias humanas.
No
me
interesan.
Estoy contenta. Estoy feliz. Tengo a mi lado gente que me quiere, y que me quiere bien. Y estoy orgullosa de mí, de esta limpieza.
Todo esto, me hace coger más confianza en mí, creer en mí, y sentirme mucho más valorada por mí misma. Me hace sentir fuerte. Y me gusta. Me gusto yo, me gusta mi vida, me gustan las cosas que me gustan, me gusta ser yo y no me cambiaría por nadie de este planeta. Y lo que más alegra a mi corazón, es encontrar a personas que sienten lo mismo, y que me dan su amor, simplemente porque creen en mí. Mi vida, mi amor, resplandece en un millón de soles. Y algunas lágrimas se escapan, y lloro, pero esta vez es de emción positiva. Son lágrimas de alegría del resplandor de un millón de soles.
Gracias señor, porque después de tantas noches suplicando, pidiendo ser feliz, me los has regalado. Gracias.
lunes, 2 de octubre de 2017
Bridget
Pues sí. Se cumplen las estadísiticas. Todos los tíos con los que he estado, después de dejarlos encuentran pareja en un promedio de 2 o 3 meses.
No sé muy bien como tomármelo. Por un lado pienso, mira que suerte! han conseguido estar felices y radiantes. Por otro lado pienso, porqué tienen que pasar por mi para tener pareja? tan mala soy? es que no sé, no sé como tomármelo.
Y claro, se añade el dolor de la ruptura al dolor de ver como rehacen sus vidas tan fácilmente. O sea, que les he importado un pimiento.
Cada vez me parezco más a Bridget Jones.
A menudo me embarga la tristeza por dentro. Siento el corazón como apretado y los ojos se me humedecen un poco. E imagino que soy la protagonista de alguna peli, de esas en que la prota está hundida en la miseria y tras un montón de peripecias que le pasan, consigue lo que quiere. Y así, cuando me embriaga la pena, la paso soñando. Soñando en nubes de papel.
Y son todas tías estupendas. A menudo como yo pero en superlativo. Como mi yo en superguerrero. Debo pertenecer a la media mediocre. Por eso estoy sola. Un ferrari no ligará nunca con un corsa. Y así es como debe ser la vida, supongo.
No sé muy bien como tomármelo. Por un lado pienso, mira que suerte! han conseguido estar felices y radiantes. Por otro lado pienso, porqué tienen que pasar por mi para tener pareja? tan mala soy? es que no sé, no sé como tomármelo.
Y claro, se añade el dolor de la ruptura al dolor de ver como rehacen sus vidas tan fácilmente. O sea, que les he importado un pimiento.
Cada vez me parezco más a Bridget Jones.
A menudo me embarga la tristeza por dentro. Siento el corazón como apretado y los ojos se me humedecen un poco. E imagino que soy la protagonista de alguna peli, de esas en que la prota está hundida en la miseria y tras un montón de peripecias que le pasan, consigue lo que quiere. Y así, cuando me embriaga la pena, la paso soñando. Soñando en nubes de papel.
Y son todas tías estupendas. A menudo como yo pero en superlativo. Como mi yo en superguerrero. Debo pertenecer a la media mediocre. Por eso estoy sola. Un ferrari no ligará nunca con un corsa. Y así es como debe ser la vida, supongo.
miércoles, 13 de septiembre de 2017
Sueños, sueños son
No me gusta oler a hombre. Es otra de las cosas que estoy aprendiendo de mí. Cada vez que estoy con alguno, me tengo que duchar y frotarme enérgicamente para sacar todo su olor. Es que me están dejando de gustar los hombres? Recuerdo haber sentido justo la sensación contraria, incluso darme pena ducharme y sacar el olor. Quizás sea porque no son los míos, o porque no me gustan lo suficiente, o porque he cambiado. Realmente no lo sé.
Llevo dos noches soñando mucho. Esta noche he soñado contigo. Estaba dormida, en algún sitio que no reconocía. Venías y me despertabas. Llevabas rato queriendo hacerlo pero te retenías. Te acercabas a la cama, te sentabas al lado y con una mano me zarandeabas un poco la espalda. Me despertaba. Tenías una expresión de ternura en la cara. Me decías que querías estar dentro. Y yo, dentro de mí? y tú, sí, y me hacías el símbolo de un agujero y un dedo que se mete con las manos, jajaja. Y entonces yo te decía que no, que yo me enganchaba fácilmente y luego lo pasaba mal. Y tú que no, que sólo era meterla un poco y ya está. Y yo que no, que me habías roto el corazón dos veces y que no iba a ver una tercera vez. Ya ves, real como la vida misma, jajaja.
Así que te marchabas. Somos incompatibles.
Apareces en mis sueños a veces, pero en las cartas ya no sales. La historia está resuelta.
Te acuerdas que dije que me gustaría que fuera médico? pues creo que va a serlo. Y ya queda poco.
domingo, 3 de septiembre de 2017
No es permet

El primer cigarrillo fue con 14 años. Lo trajo mi prima. Era sábado por la tarde. Cogió una botella de whiskey del mueble bar de mi padre y nos llenamos dos chupitos. El trago me ardió durante horas en la garganta. No entendí como a mi padre le encantaba ponerlo en el café. No encontré la gracia por ningún lado. Más tarde me enseñó el tabaco. Yo nunca lo había probado. Decidimos ir a dar una vuelta al centro para fumarlo por el camino. No me gustó nada. Entre el whiskey y el tabaco, mi boca y mi garganta se transformaron en algo extraño, que no era mío, y que rascaba. Sin embargo, pese a que fue horrible y no me gustó fumar, me sentí rebelde. Y esa fue mi perdición.
Empecé a fumar esporádicamente algunos fines de semana, siempre buscando la misma sensación de rebelde sin causa. Pero no me dí cuenta del enganche hasta el primer día de universidad. Lo necesité. Mucho. Y me compré mi primer paquete de tabaco para mí sola.
Realmente ha sido horrible. La libertad revolucionaria no me la dió nunca el tabaco, sino que más bien fue todo lo contrario. Me volví esclava. Me volví adicta, a rubios y a los mecheros.
Con 18 años estuve una semana ingresada por una gripe. Cuando llegué al hospital estaba medio muerta. En seguida me entraron al box con oxígeno y me pincharon cortisona. El médico que me atendió era bastante joven. No recuerdo mucho de aquella noche. Estaba a 40 de fiebre y sin poder respirar, y a veces no sé si sentí lo que estaba pasando o si deliraba. La plantilla se volcó conmigo. Y realmente lo hicieron bien. Me resucitaron. 48 horas después rebosaba vida y vitalidad por toda la planta. Los demás días que me dejaron en observación me dediqué a estudiar y a hacer de enfermera de mi compañera de habitación, una mujer de 50 años, asmática también, y que casi siempre estaba sola. Era enero. Cuando me dispuese a ponerme otra vez mi ropa para irme, se me caían los pantalones. Me senté en la mesa de mi casa a comer con todos mis hermanos. Tenía morados y parches de las vías por los brazos y las muñecas. Y era un esqueleto. Ésta vez no hubo peleas, ni me quedé la útlima con las sobras. Mi madre me apartó comida para mí sola y uno de mis hermanos me fue partiendo el pan. Para una vez que podía comer como una reina, apenas di cuatro bocados y me llené.
Tardé una semana en volver a encenderme un cigarro. Pero lo volví a encender.
El penumólogo me echó una gran bronca "cada vez que enciendas un cigarro, piensa que es como una espada que te la pones en el cuello". Dejé de fumar 3 meses. Luego volví. Realmente me sentía incapaz de dejarlo. Pensé que moriría por culpa del tabaco.
Años después, ya en mi casa con mi novio, volví a tener crisis asmáticas graves. Desarrollé con más potencia mi alergia a mis dos gatitos preciosos. Me pasaba las noches en vela semiacostada para no ahogarme. El tabaco me iba a matar. Decidimos dar a mis dos felinos en adopción. Y me leí el libro de Alen Carr para dejar de fumar. Fue milagroso. Acabé de leerlo. Me fumé el último cigarro. Me fui a la ducha. Pensé en las tabacaleras que se forran a costa de enganchar a pobres desgraciados como yo. Pensé en mi abuelo que se murió por culpa del tabaco. Pensé en tanta gente que moría por culpa del tabaco. Y bajo la ducha, lloré con ganas y maldecí al tabaco por todos ellos. Y no volví a fumar.
8 años depués conocí a don diablo. El sabor de sus besos me sabían a tabaco y me recordaban a mi infancia. Una noche, se lió un porro en mi balcón. Y probé dos caladas. Más fue imposible porque me maree. A esa noche siguieron más noches. Descubrimos que nos encantaba colocarnos y follar entre la locura. Cuando dejé a don diablo, dejé de fumar cada día otra vez. Pero esporádicamente seguía haciéndolo, hasta que volví a caer como si nunca lo hubiera dejado. Esta vez, deshabituarme me costó bastante más. Tuve que recurrir a fármacos en mi auxilio.
Y este fin de año en Amsterdam volví a fumar, y volví a notar ese sabor que me transporta a mi infancia y a mi rebeldía. Y siempre me ha encantado ser rebelde, quizás sea mi problema, éste. Y otra vez a fumar esporádicamente, hasta este verano que ha sido habitual cada noche, y últimamente también por el día. No podía ser. Esta semana cogí la bolsa con todo el ritual y lo tiré a la basura con mi alma detrás de ella.
Y no pienso volver a fumar nunca más, ni a estar con alguien que fume, ni me pienso morir por culpa del tabaco.
Aunque mi vida sea una mierda.
miércoles, 30 de agosto de 2017
Debes irte para siempre
He necesitado todo este tiempo para estar sola. He necesitado recuperarme, curarme este dolor. Y soy consciente de que aún me remueves por dentro.
Haces lo que te gusta. Tienes una vida que te gusta. Eres feliz. Y piensas que estás genial estando solo. Pero te haces daño a ti mismo. Y te vas haciendo daño sin querer ver la realidad que te pasa.
Te esperaría. Si tuviera la certeza de que vas a conseguirlo, si supiera que lo vas a superar, te esperaría. Pero entonces me hago daño a mí misma. Vuelves porque nunca he dejado de llamarte. Vuelves porque me quieres. Y te vas porque sientes miedo. Si permaneces mucho tiempo sabes que echarás raíces, y no quieres. Te esperaría si supiera cómo ayudarte sin tener que romperme cada vez que te alejas. Si cada vez que te fueras, mi casa no se convirtiera en hielo. Mis hijos no se merecen a una madre helada. Han sufrido mucho los dos, sabes? Y no se lo han merecido.
Te esperaría si supiera que tus risas no van a ser falsas. Si no me volvieras a romper el corazón para salir huyendo de una vida que crees que no te va a hacer feliz.
No me merezco esto. Mis hijos tampoco. Y tú tampoco. No puedo esperar a que madures. Siento todo lo que te ha pasado. Sé lo que duele. Siento que no puedas salir de eso. Siento que te hagas daño. Siento en el alma esta decisión tuya de no quedarte por mucho tiempo. Lo siento y no sabes cuanto. Pero no piques a mi puerta, no me ciegues los ojos con vendas, si no va a ser para compartir tu tierra conmigo.
En unos años cambiarás. Quieras o no, tarde o temprano, vas a acabar madurando. Porque esto nos pasa a todos. Pero no puedo esperarte. Yo no tengo la culpa de nada, es verdad. Y no puedo esperar a que dejes de comportarte como un idiota. Lo siento. Debes irte ya, pero sin volver. Si no lo haces por mí, hazlo por dos criaturas inocentes que no se han merecido todo lo que les ha pasado, ni se merecen esto tampoco.
Debes irte para siempre. Por favor, no me obligues más a tener que hacerlo yo. Te lo ruego por mis hijos.
miércoles, 23 de agosto de 2017
Suicida

Suicida.
Porque tengo tu biología aún desparramada sobre mi piel.
Porque hemos resbalado los cuerpos.
Porque he goteado hasta el suelo.
Porque miro a la mesa,
y están todas las huellas marcadas.
Suicida.
Porque me has caído del cielo,
porque no te esperaba,
porque eres la pieza que encaja
en mi futuro próximo.
Suicida.
Porque mis planes siguen adelante.
Porque hay luz!
Porque esto debe ser el destino!
porque no encuentro explicación.
Suicida.
Por muchas trabas,
que tropiece,
la puerta se abre.
Y la cierras tras de mí.
Me aparta la ropa
las entrañas susurran.
Suicida.
Porque aunque estén locos,
siempre me volvieron loca
los baterías.
lunes, 21 de agosto de 2017
Me buscas

Voy a exlicarte por qué me buscas.
Me buscas porque soy una experta en todo lo que hago, porque te comprendo, porque empatizo contigo, porque soy súper sociable y porque me llevo bien con casi todo el mundo. Porque tengo un encanto natural cuando hablo contigo, como si mis palabras te absorbieran y te elevaran a otro mundo.
Me buscas porque soy educada, porque siempre trato de evitar la agresividad y toda la mala onda de los demás, por mi inteligencia, por mi mente abierta, porque siempre trato de progresar, porque arriesgo por lo que quiero aunque el mundo entero esté en mi contra, porque soy especial y no sigo a la mayoría.
Me buscas porque te gustan mis besos y mis caricias, como te toco el pelo y como puedo quedarme horas haciéndolo, por como sonrío, por cómo te miro, por cómo perdono.
Me buscas porque en mi interior no hay rencores ni rabia, porque veo las cosas de forma objetiva siempre, porque hago que te sientas especial, y la persona más amada del planeta.
Por eso me buscas.
jueves, 17 de agosto de 2017
Mañana ya es hoy

Ha aparecido otra clase de hormigas. A las pequeñas y negras que habían, se han unido otras un poco más grandes y con la cabeza roja. He matado a dos bichos tijeras que habían en el lavabo con la zapatilla. He salido un rato al balcón. Y cuando he vuelto, se estaban llevando los cadáveres colaborando juntas. A uno lo han despedazado increíblemente rápido entre todas y se lo han ido llevando. Al otro, lo han cogido al vuelo torpemente y también se lo han llevado. He esperado a ver donde se lo llevaban. Primero se han metido debajo de la báscula. Luego han salido y se han metido por detrás del marco de la puerta. Deben vivir en las paredes.
Me ha dado por pensar en el riesgo que corren para almacenar su comida. Riesgo, a que en cualquier momento las pise y acabe con todo. Supongo que la vida es así. Es lucha de unos contra otros desde los orígenes para sobrevivir. Lo tenemos grabado por algún lado en nuestro código genético común, que vete a saber tú de dónde ha salido. Casualidad. Bueno, la respuesta más simple siempre es la correcta.
Me han repugnado los vídeos. Los he visto sin querer y los he quitado a la mitad. Pienso en el mamón que los ha grabado. Había una chica semidesnuda muerta en el suelo, y se ha parado a grabarla más. Qué hijo de puta. Buscando el morbo entre la muerte. Es lo que más repugnancia me ha causado de todo esto. Y estoy rodeada de ellos. Están en todas partes. No sé por qué, pero un pensamiento ha aparecido en mi cabeza. He pensado que tú eres así también. Un vive y deja morir. Y me ha causado asco. Y repulsión. Y yo no puedo querer a alguien así. No puedo.
He pensado en mis hijos. En mí. Realmente me siento muy desprotegida. Quizás toque ponerse las pilas y buscar a un buen hombre. Llevo unos cuantos años dejándolo para mañana. Y mañana ya es hoy. Me resulta difícil discernir. Hasta que no los conoces un poco no sabes el grado de mamón que llevan dentro. Necesito a uno que no lo sea. Sólo a uno. Pero lo necesito. Y la necesidad obliga. Cómo obliga a las hormigas a exponerse a la sombra de mis pies.
lunes, 7 de agosto de 2017
Odio
El cansancio sigue fuerte. Me duelen las manos y tengo algunas astillas clavadas. Pronto dejarán de ser manos de princesa. Y con estas manos solladas, le he pegado una torta a Juan. Se ha quedado tan sorprendido.. y ha empezado a hacer pucheros. No le dolía la bofetada. Le dolía el alma. Cómo he podido hacerlo.
Necesito tiempo. Tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, más tiempo siempre. No llego, no doy abasto con todo. Por más que cambio cosas, por más que me rompo la cabeza buscando trabajos para que no les falte de nada, para que me quede tiempo para estar con ellos, para que me quede algo para mí también. Por más que me rompo los cuernos... no hay salida. Y si mi mundo es así, si mi mundo va a ser así, cómo lo hago para asumirlo y dejarme llevar.
Este ha sido tu castigo. Sabías que quería ser libre, y me has encadenado aposta. Y encima me has hecho sentir culpable todo este tiempo. No te mereces nada.
No pienso ponerme en manos de nadie nunca más. Nunca más. Lo juro.
Necesito tiempo. Tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, más tiempo siempre. No llego, no doy abasto con todo. Por más que cambio cosas, por más que me rompo la cabeza buscando trabajos para que no les falte de nada, para que me quede tiempo para estar con ellos, para que me quede algo para mí también. Por más que me rompo los cuernos... no hay salida. Y si mi mundo es así, si mi mundo va a ser así, cómo lo hago para asumirlo y dejarme llevar.
Este ha sido tu castigo. Sabías que quería ser libre, y me has encadenado aposta. Y encima me has hecho sentir culpable todo este tiempo. No te mereces nada.
No pienso ponerme en manos de nadie nunca más. Nunca más. Lo juro.
sábado, 5 de agosto de 2017
Que me calles de una puta vez, con un beso, la boca
Es muy difícil combatir los miedos. Siempre fuí una niña miedosa. Tengo cierta facilidad para desarrollar fobias. Ésto, ha hecho que desde que recuerde, tenga que estar combatiendo y luchando contra ellas. He causado admiración muchas veces en mucha gente diferente. El tener que padecer miedos y fobias, me ha obligado a tener que superarlas una a una. Tener que ser valiente... ser valiente es lo único que puedo hacer para superarlas. Y si soy valiente, es porque estoy llena de miedos por dentro. Qué paradoja.
Y no queda más remedio que enfrentarlos y superar, y enfrentar, y superar, y enfrentar... así es mi vida. Pienso muchas veces, tantas veces, que ojalá no fuera así. Pero uno no puede luchar contra lo que es, eso es peor.
Aún me duele a veces. Supongo que es producto del bajón de muchas horas de trabajo. Y que es normal. Y que esto le pasa a cualquiera. Me da por pensar en la cantidad de energía que vendemos por dinero, por intentar estar mejor, o por nuestro honor.
Tampoco es fácil actuar contra tus sentimientos. No es fácil tomar decisiones que sabes que te van a romper, y aún así, preferir romperte mil veces antes que vivir de rodillas.
No pierdo la esperanza de que todo va a mejorar en breve. Llegará setiembre, llagará mi cumpleaños otra vez, y este año va a ser tan diferente del anterior, y del anterior al anterior, y de todos. Tiene que serlo, porque así lo siento. Lo presiento.
Ha vuelto don diablo, mi vecino, gente que hacía timpo que no sabía nada de ellos, todos juntitos, como poniéndome a prueba para ver si realmente he superado todo y cierro la puerta de una vez. A veces los reencuentros no son malos. Porque no piensas volver. A veces los reencuentros sirven para quitar espinas, para comprobar que aún tocando la herida, ya está cerrada y no sangra. Y eso no es malo. Es superación.
Me empezaría a quejar de cómo me duelen los pies. De que tengo las piernas hinchadas y de que esta noche me acuesto sin cenar porque no tengo ánimos ni para pillar un trozo de queso. Podría quejarme de muchas cosas. Pero no me vale de nada. Yo no soy una princesa ni necesito ningún rescate de algun caballero por horas. Así que no me quejo. Estoy luchando por lo que quiero, por lo que necesito, y estos son los daños colaterales. Asumido queda.
Los vecinos cargan las maletas en los coches. Siempre los miro desde lejos, desde mi balcón. Sus vidas me parecen todas iguales y tan diferentes a la mía. Los miro, como si fueran extraterrestres. Y si me permito quejarme de algo, me gustaría tener un hombre, cargar juntos las maletas en el coche, y salir de noche hacia alguna aventura.
Vieniendo del trabajo, he escuchado una canción tuya, don diablo, que me encantaba. Me la grabaste en un pen para el coche. Me hiciste un recopilatorio genial sorprendiéndome con canciones nuevas que me encantaron, y otras, que eran las de siempre. He recordado lo que nos reíamos cuando sonaba Manolo Escobar en el coche, bajo las estrellas, rumbo a las montañas y al parque nacional. Realmente muchas veces no valoré todos estos gestos. Cuando tienes las cosas piensas que serán para siempre, y restas valor. Fui imbécil. Lo sé. Pero también mejoro. Y creo que voy aprendiendo a valorar las cosas cuando se presentan, cuando las tengo. Supongo que la ausencia hace valorar la presencia. Y creo que voy aprendiendo a valorar las cosas cuando las tengo, y no enamorarme de lo inaccesible. Porque eso... no es amor, es ego.
Sigo sin poder perdonar el daño, aunque a menudo se me olvida. Y desde la experiencia que ya voy teniendo, sé que se acaba olvidando siempre. He tenidos amores de muchos tipos. Amores grandes, pequeños, enganches, amores que pensaba que nunca podría olvidarlos. Y los he olvidado a todos. Así que sólo es cuestión de tiempo. El primero, mi gato, mi tatuaje en el corazón, tan fuerte, que decidí llevarlo conmigo siempre. Y te veo cuando me miro al espejo, cuando miro mi brazo. Ahí te quise poner para no olvidarte jamás. Y así ha sido, hasta que me muera y vea mi brazo. Sabía que si no te tatuaba, te olvidaría. Nadie puede luchar contra el olvido.
Todos guardamos historias. Y todos tenemos que vivirlas.
Y yo quiero casarme otra vez. Pero esta vez de verdad. En la habitación, con luz o sin luz, ya me da igual. Pero quiero casarme con susurros al oído, cuando suba la marea, y que me calles de una puta vez, con un beso, la boca, y a esa risa tonta que me da cuando te tengo.
Y no queda más remedio que enfrentarlos y superar, y enfrentar, y superar, y enfrentar... así es mi vida. Pienso muchas veces, tantas veces, que ojalá no fuera así. Pero uno no puede luchar contra lo que es, eso es peor.
Aún me duele a veces. Supongo que es producto del bajón de muchas horas de trabajo. Y que es normal. Y que esto le pasa a cualquiera. Me da por pensar en la cantidad de energía que vendemos por dinero, por intentar estar mejor, o por nuestro honor.
Tampoco es fácil actuar contra tus sentimientos. No es fácil tomar decisiones que sabes que te van a romper, y aún así, preferir romperte mil veces antes que vivir de rodillas.
No pierdo la esperanza de que todo va a mejorar en breve. Llegará setiembre, llagará mi cumpleaños otra vez, y este año va a ser tan diferente del anterior, y del anterior al anterior, y de todos. Tiene que serlo, porque así lo siento. Lo presiento.
Ha vuelto don diablo, mi vecino, gente que hacía timpo que no sabía nada de ellos, todos juntitos, como poniéndome a prueba para ver si realmente he superado todo y cierro la puerta de una vez. A veces los reencuentros no son malos. Porque no piensas volver. A veces los reencuentros sirven para quitar espinas, para comprobar que aún tocando la herida, ya está cerrada y no sangra. Y eso no es malo. Es superación.
Me empezaría a quejar de cómo me duelen los pies. De que tengo las piernas hinchadas y de que esta noche me acuesto sin cenar porque no tengo ánimos ni para pillar un trozo de queso. Podría quejarme de muchas cosas. Pero no me vale de nada. Yo no soy una princesa ni necesito ningún rescate de algun caballero por horas. Así que no me quejo. Estoy luchando por lo que quiero, por lo que necesito, y estos son los daños colaterales. Asumido queda.
Los vecinos cargan las maletas en los coches. Siempre los miro desde lejos, desde mi balcón. Sus vidas me parecen todas iguales y tan diferentes a la mía. Los miro, como si fueran extraterrestres. Y si me permito quejarme de algo, me gustaría tener un hombre, cargar juntos las maletas en el coche, y salir de noche hacia alguna aventura.
Vieniendo del trabajo, he escuchado una canción tuya, don diablo, que me encantaba. Me la grabaste en un pen para el coche. Me hiciste un recopilatorio genial sorprendiéndome con canciones nuevas que me encantaron, y otras, que eran las de siempre. He recordado lo que nos reíamos cuando sonaba Manolo Escobar en el coche, bajo las estrellas, rumbo a las montañas y al parque nacional. Realmente muchas veces no valoré todos estos gestos. Cuando tienes las cosas piensas que serán para siempre, y restas valor. Fui imbécil. Lo sé. Pero también mejoro. Y creo que voy aprendiendo a valorar las cosas cuando se presentan, cuando las tengo. Supongo que la ausencia hace valorar la presencia. Y creo que voy aprendiendo a valorar las cosas cuando las tengo, y no enamorarme de lo inaccesible. Porque eso... no es amor, es ego.
Sigo sin poder perdonar el daño, aunque a menudo se me olvida. Y desde la experiencia que ya voy teniendo, sé que se acaba olvidando siempre. He tenidos amores de muchos tipos. Amores grandes, pequeños, enganches, amores que pensaba que nunca podría olvidarlos. Y los he olvidado a todos. Así que sólo es cuestión de tiempo. El primero, mi gato, mi tatuaje en el corazón, tan fuerte, que decidí llevarlo conmigo siempre. Y te veo cuando me miro al espejo, cuando miro mi brazo. Ahí te quise poner para no olvidarte jamás. Y así ha sido, hasta que me muera y vea mi brazo. Sabía que si no te tatuaba, te olvidaría. Nadie puede luchar contra el olvido.
Todos guardamos historias. Y todos tenemos que vivirlas.
Y yo quiero casarme otra vez. Pero esta vez de verdad. En la habitación, con luz o sin luz, ya me da igual. Pero quiero casarme con susurros al oído, cuando suba la marea, y que me calles de una puta vez, con un beso, la boca, y a esa risa tonta que me da cuando te tengo.
viernes, 7 de julio de 2017
Everybody needs somebody

No me encuentro bien. Demasiadas emociones, me digo yo. Hoy me ha invadido una sensación extraña. Esta tarde, después de comer, me he tumbado en el sofá y poco a poco a empezado a subir y a invadirme. No sé muy bien cómo identificarla. Pero reconozco esta sensación. Es una tristeza interior. Es una congoja. Es darme cuenta que ser valiente es pagar un precio alto. Una especie de melancolía y abatimiento. Y, como desde hace mucho tiempo que no me pasaba, y por primera vez desde hace mucho, echo de menos tumbarme en la cama en un abrazo y dormirme sobre un pecho mullido. Pero no quiero más hombres que no me quieran. Y los que me quieren no son los que me pueden ofrecer este consuelo y tampoco me sirven. Hace tiempo que estoy sola y lo llevo muy bien. Pero la soledad viene a verme sin avisar, colándose dentro poco a poco. Haciendo subir la marea de la tristeza y la melancolía. Hoy he pensado que me hace falta un compañero. Y no es que no sepa estar sola, pues me encanta, pero me dioy cuenta de la contradicción. Me hace falta un compañero. Y no es malo. Todo el mundo necesita a alguien tarde o temprano. Es naturaleza, es la vida. Nos necesitamos.
El imperio se derrumba, y una vez más, mis hombros se hacen fuertes y grandes para sostenerlo. Es lo que me ha tocado. Es mi legado. Realmente no sé como hay tanta gente que puede dormir por las noches. Si yo fuera sólo la mitad de malvada que todos ellos, no pegaría un ojo en la cama.
Tengo miedo. Otra vez. Tengo mucho miedo. Y me apetece llorar y recogerme en ovillo. Todo esto ya es mucho para alguien como yo. Tan sensible siempre, tan robusta que parezco, y tan miedosa por dentro. El imperio se derrumba, y tengo miedo. Miedo a que mi espalda, no abarque toda la superficie. Miedo a saber que van a haber pérdidas. Miedo a no saber discernir entre lo que debo salvar y lo que no. Porqué mi vida es así. Porqué tengo que llevar este peso. Porqué no me conformo con lo que tengo y vivo una vida tranquila y sosegada. Qué me empuja a hacer todo esto. Por qué pienso que es lo correcto y me echo toda la carga encima. Mucha gente no lo haría. Muchos se autoengañarían y vivirían tranquilos. Acaso la felicidad no es la tranquilidad? no es estar en paz? Quizás tranquilos sí que estén, pero no en paz. En cualquier caso que más da. Es mi vida, y así será. No puedo luchar contra lo que soy.
Si no llega a ser porque echo de menos enroscarme en unos brazos, si no llega a ser porque creo que todo el mundo necesita a alguien, si no llega a ser porque mi vida es pesada... si no llega a ser por todo esto, hoy, no tiraba la toalla.
lunes, 3 de julio de 2017
A ver como mantengo el imperio
Es increíble la cantidad de tiempo que gastamos trabajando para los demás. Hoy no he ido a trabajar. Me he vuelto en el camino. Te he visto otra vez diablo. Y he cogido hora con el médico. Ya en casa, me he asomado en el balcón. Hace buena temperatura estos días, y con el toldo puesto, corre un airecito muy bueno. Respiro, miro la vida. Y pienso en la cantidad de tiempo que gastamos trabajando. Tiempo, que no vuelve. Tiempo, que regalamos por dinero. Dinero para comer, para vivir, para mantener el imperio. Mira que hay que ser gilipollas.
domingo, 25 de junio de 2017
Han brotado las plantas

Han florecido las plantas. No sé qué ha pasado porque no les he hecho nada. Después de dos años mediomoribundas, esta semana me he fijado en que están echando brotes nuevos. Primero me he dado cuenta con la de la cocina. Luego he salido a limpiar al balcón y me he fijado en que la palmerita tenía tres brotes nuevos justo en el centro, rodeados de hojas muertas. Me han sorprendido gratamente, tanto, que me he animado y las he regado a todas. No me canso de mirar las hojas nuevas, con un verde aún tan brilante e inmaduro. No sé qué ha pasado. De echo, después del invierno dejé de cuidarlas y las dí por muertas. Supongo que me han escuchado hablar, y se han puesto contentas al oírme de nuevo.
Mi vida florece, y yo, me siento tan pequeña en este balcón. A menudo pienso en la gran cantidad de mujeres que hay mejores que yo. No soy ninguna princesa. Veo mujeres guapas, voluptuosas, listas... soy tan poca cosa al lado de cualquiera. Pienso, en porqué alguien se fijaría en mí entre tanto paisaje bonito y variopinto. Y sin embargo, siempre hay quien lo hace, y me mira dentro. Mi vida no es fácil. Yo, no soy fácil. Y la gata tiene cojones. Sin embargo, hay almas que se cuelan dentro y hacen que brille la mía, puliendo los cantos.
Entre tanta hoja muerta, plasmo los momentos. Me encanta hacerlo, y he descubierto cierta impulsividad en mí que me encanta. No quiero callarme nada. Ya no. Nunca más. He nacido con una garganta, y una lengua, o varias, para hablar. No tengo nada que esconder. Y no tengo nada que perder. Me niego a encorsetamientos, normas sociales, y a ser esclava de mis miedos. Ya no.
Es el miedo a estar sola, mi tumba. Porque es lo que ha echo que me rodeara de gente no tan buena, impostores, aprovechantes varios y algún que otro muerto. Es mi talón de aquiles, y contra lo que llevo unos años luchando. Aún hoy, sufro algún arrebato repentino. Tengo paciencia, y pienso que pasará. Porque al final todo pasa siempre. Lo bueno y lo malo. Y así es, que pasa, y al día siguiente estoy perfecta. Ver que lo consigo, me hace coger confianza en mí misma, y a menudo sentirme orgullosa de mí. Poco a poco, me digo. Hay que retomar riendas, olvidar culpas, asumir golpes, y mirar hacia todo lo que aún le queda por traer al futuro. Mis ojos se limitan a días, a la semana como mucho. Hacer planes de aquí a un mes, me parece absurdo.
Esta noche veo a los vecinos asomándose a los balcones. Realmente hace mucha calor dentro de los pisos. Veo sus vidas ordinarias. Me resulta todo muy ordinario. Pienso en que hace 6 años mi vida también era así. No quería eso. Nunca quise eso. Y lo entiendo ahora, con 35 tacos. Soy tan diferente a ellos. Soy tan diferente al mundo. Y ahora lo sé. Y por fin me reconozco, y me acepto. El patito feo del barrio. La oveja negra de la familia. La esposa volada del matrimonio. Y la madre del club de las malasmadres. Y todos los vecinos salen al balcón, y mi vida les insulta. A menudo padezco las envidias de sus vidas atrapadas.
"Has estimat molt bé, però la vida... quanta mort a dut" Tenía fe cuando comencé. Demasiado protegida siempre. No soy nadie para cambiar el mundo. Realmente, me siento nadie al lado de mucha gente. Pero mi diferencia cambia el mundo. Y lo hago sin querer, sin darme cuenta. Hablo, hago, callo. Sin propósitos escondidos, sin dobleces, sin pensar cambiar nada... pero lo cambio sin pretenderlo. Y me doy cuenta de que tengo más poder del que pienso. Soy líder. Mi jefe lo llamaba carisma. Y yo lo llamo madurez.
No sé si seré o no una madura sexy, ni inteligente, pero lo que está claro es que al menos viva, sí.
jueves, 25 de mayo de 2017
El despertar

Cuál es la función de una pareja. No es hacernos felices, eso está claro, porque eso sólo podemos hacerlo nosotros mismos, y nadie más. Creo que la función de una relación de pareja es hacernos conscientes, es sanarnos.
Muchos estudios de psicología coinciden en que tenemos un 5% de nuestra personalidad consciente, y otor 95% de personalidad que es inconsciente. Algo así como un iceberg. Es decir, nosotro mismos somos una incógnita para nosotros mismos. Una manera muy importante para conocernos es a través de las relaciones. Cuando vemos a alguien que nos refleja el incosciente, nos enamoramos. Sin darnos cuenta que cuando vemos la luz del otro y lo idealizamos, viendo ese brillo, solamente estamos viendo nuestra propia magia reflejada fuera. Nos proyectamos a fuera a lo bestia. Y de la misma manera, cuando vemos al otro como un monstruo feroz, lo que incoscientemente vemos reflejado fuera es nuestra sombra. Es mi ira, es mi rabia. Todos los seres somos duales, todos tenemos luz, y todos tenemos sombra. Y es genial que esto sea así, porque es lo que produce la experiencia. La otra persona es un instrumento, un espejo en el que podemos vernos y podemos reflejarnos fuera. La psicología dice que realmente nos enamoramos de nosotros mismos. Y si somos capaces de abrazar la sombra del otro, en realidad, estamos abrazando nuestra propia sombra.
La vida nos pone delante aquello que necesitamos aprender para nuestro progreso y nuestra evolución. Todo lo que pasa fuera, tiene que ver en cómo estamos nosotros por dentro. Puede pasar que esta unión, que no es casual, ya haya servido a su propósito, que hayamos integrado el aprendizaje, el crecimiento, la consciencia, haciendo un paso evolutivo, y que la relación haya cumplido su propósito y se disuelva. No es un fracaso, simplemente la vida nos asegura nuestra evolución poniendo delante a otra persona con la que podamos continuar creciendo. No se puede controlar algo que no se puede controlar. La vida no se planifica, ni se controla.
Muchos, nos pasamos la vida pensando en que las cosas deberían ser de otra manera. Pero en realidad, todo es perfecto. El universo te quita a una pareja. Nos enganchamos en la no aceptación, en la resistencia, en el sufrimiento, en juzgarnos a nosotros mismos como defectuosos.... y lo que no hacemos, es aceptar el gran regalo que nos está dando la vida diciéndonos que ese no era el camino, que ese otro ya no refleja lo que necesitamos y que no nos impulsa a ser mejores. No están permitiéndonos crecer. Y nos saca de la zona de comfort, nos saca a la pareja. Y es inútil resistirse a la vida.
Esperanza. Esperanza no es a que vuelva el otro. No es machaque y fustración. Esperanza es a que todo está bien con nosotros mismos, es a que todo es perfecto, es a abrirnos al proceso que la vida nos puede poner por delante.
"Dios no borra nada de tu vida si no es para escribir algo mejor"
En este despertar he dejado atrás a muchas personas. Parejas, amigos... mucha gente que aún estaban dormidos. No ha sido culpa de nadie. Simplemente no estábamos en la misma fase.
Y sólo decir ya que... guauu... menudo viajecito. :)
viernes, 19 de mayo de 2017
Tres vueltas tóxicas

En menos de una semana... en menos de una semana he tenido tres vueltas... tres vueltas que me la sudan. Y yo no sé si es porque realmente me la suda todo.... pero me la sudan.
Me caigo de sueño, se me ocurren cosas, se me cierran los ojos y no puedo escribir...pero es que hoy... es que hoy, he tenido tres vueltas. Tres vueltas tóxicas que si por mi fuera, las devolvía. Tres heridas sangrientas taponadas. Si no es acaso... curiosa, esta semana de retornos. Se habrán alineado algunos astros? Son los últimos coletazos de cambios que he hecho en estos últimos meses. Cosas, que ya veo diferente. Cosas, con las que ya actúo diferente. Cosas, con las que ya soy diferente.
Tres vueltas de tres personas que intentan seguir intoxicando. Y me doy cuenta. Los veo venir. Los veo irse. Y no entro al trapo. Por qué no me dejarán tranquila? Me alejé. Me dolió. Pasé página. Por qué no me dejan tranquila? por qué piensan en mí? qué me dejen! Cuanto más paso de todo, más se salen ellos de sus casillas. Pero si a mí me da igual.... es q no lo entiendo.... qué buscan? acaso lavar sus conciencias? acaso es custión de ego? subordinarme? Francamente, no lo entiendo.
Son los últimos coletazos. Aguanta un poco más, que esto se acaba.
martes, 16 de mayo de 2017
Si sale, se va

Salió.
No me he quedado a ninguno. Han salido todos. Me resulta tan difícil creer en algo en estos momentos. Pierdo la fe.
Salió, y no entendió nada. Quizás tendría que haberle explicado. Quizás tendría que haberle dicho las cosas. Pero no se puede enseñar nada a quien no quiere ver. Habría sido un desgaste de energía inútil.
Pero necesito expresarlo. Quiero dejar constancia de lo que siento y de lo que ha significado para mí, que no caiga en el olvido ni en saco roto. Quiero recordar algún día los motivos y el porqué de mis decisiones. Temo que si lo olvido... vuelva a cometer los mismos errores.
Salió, y en realidad nunca le importé en absoluto. Él estaba desesperado por encontrar pareja. Le pareció que cuadraba en su perfil y ya está. Me siento engañada todo este tiempo pensando en que era mi amigo y que le gustaba por cómo era. En realidad no sabía ni cual era mi color favorito. No se había interesado nunca por si me gustaban más las rosas o las margaritas. Lo que quería hacer con mi vida. Mis planes. Nada. Nunca se interesó por nada. Siento un hueco enorme ahora mismo.
Cuando tuve pareja me trató mal. Me dejaba plantada a veces. Otras me hacía desplantes. Le llamaban pagafantas... no entendía por qué. Ahora sí.
Salió, y sólo buscaba pareja a toda costa. Ni que eso fuera una cosa tan fácil, si es real. Pero a él le daba igual si era real o no. Sólo quería pareja, y yo le cuadraba. Y montó el teatro. Ya sabes... barcelona mucho teatro.
Salió, y con tan poca personalidad...
Me sigo sintiendo engañada, dolida, sucia. Ni siquiera ven quien soy. Ni siquiera lo saben.
Sólo decirle que lo apreciaba. Que me parecía genial cómo escribía, aunque le diera pereza y sonara a soso muchas veces. Decirle, que si uno no se quiere, no se puede querer a los demás. A mí no me quiso tampoco. Decirle que no podía hacerlo. Decirle que siempre era el optimista de los dos. Que mientras yo lloraba, más que consolarme, quería besarme. Decirle que yo tampoco era perfecta y que asumo mi parte de culpa. Decirle que me hubiera gustado que me protegiera. Pero no se quería a él mismo, no era capaz de protegerse él. Decirle que no me iba a dar nunca lo que necesitaba. Que no se lo va a dar ni a mí, ni a ninguna porque está bloqueado y no puede. Decirle que era imposible una relación donde el macho alfa era yo. Decirle que aún así lo quiero sinceramente y que confío que algún día se supere.
Salió, y no voy a llamarle. No voy a picar su espalda para que se gire. No. No más. Si ha salido, se va.
viernes, 12 de mayo de 2017
He perdido unas llaves

Entre niños que ríen y lloran, una tele que no calla, una pizza que se quema en el horno, y un hombre que habla sobre el control parental... me he dado cuenta de que he perdido unas llaves.
Y yo no es que tenga afición por los candados. Ni por las cerraduras. Soy más bien rompedora de cadenas y de puertas abiertas. Pero en el fondo del cajón he encontrado unas llaves, que mías no son. Quizás sean de otro, o quizás sean de antes, pues si las miro y las remiro, me suenan un poco.
Estaban fuera de mi memoria hasta que mi recuerdo, las ha recordado, tal vez, un poco. He perdido unas llaves, si no más, de mi memoria. Aunque si las recuerdo, significa que las he encontrado, y para encontrarlas, tenían que estar perdidoas, con lo cual... he perdido unas llaves.
Diría que son unas llaves grandes de oro que abren los más complicados candados... pero realmente es que sólo son unas llaves cualquiera, un poco dobladas porque una vez se me cayeron entre el ascensor y la planta quinta por el hueco que se formaba. Que ya fué mala suerte! y ese día llegué tarde al trabajo y las llaves se quedaron dobladas para siempre. Y además eran nuevas!
El caso es que me doy cuenta de que había perdido unas llaves porque acabo de encontrarlas...
Qué tiemblen los candados de las siete puertas! que he perdido y he encontrado una llave cualquiera... pero que es maestra!!
P.D. aplicable tamién a tornillos o a cualquier cosa que os falte, de esas cosas que se pierden y que no se echan en falta hasta que se encuentran.
.
martes, 9 de mayo de 2017
No te necesito
Otra vez otra tonta discusión. Hace doble juego. A mí me dice unas cosas. A los demás, otras. Y además de todo, la culpa es mía por no querer darme cuenta de cómo es la realidad. En el fondo, siempre lo he sabido. Y basta ya también.
Han pasado dos años, casi tres. Mi vida no va a remontar hasta que no me deshaga del último, del que queda. Así que adiós y muy buenas. A estas alturas de mi vida ya no estoy para tonterías ni niñerías. Si hace daño, fuera.
No soy un bien que se pueda adquirir, ni soy yo de nadie. Por qué cuesta tanto entender? han pasado dos años, casi tres, y pese a haber estado con otros tíos, se piensa que soy de él! pero estamos locos o qué! que no soy de nadie, ni de ti siquiera.
Cada vez estoy más convencida de lo de puta madre que estoy así, sola. Conforme van pasando los años, estoy más solitaria.. pero es que estoy mejor! A estas alturas, ha pasado un montón de gente, ya, por mi vida. Esto se va a convertir en irreversible. Y doy gracias a dios.
Respiro. Se va pasando el mosqueo. Qué facilidad tengo para subirme por las paredes, las nubes, escupir al cielo, o lo que haga falta. Ya está, ya voy bajando poco a poco.
Es el último que quedaba. Y lo he tenido que echar. Lo siento. Pero yo voy primero.
domingo, 7 de mayo de 2017
Tóxic@s hasta la muerte
"Deberías estar contenta de lo que eres"
No sé por qué debería estar contenta. Sigo sintiéndome igual de perdida que siempre. Sigo pensando que no encajo aquí. No sé por qué debería estar contenta. Porque hago daño a los demás? debería intentar no poner nadie a mi lado. Sin embargo hoy me siento sola, más sola que nunca. Ahí estabas tú en las fotos, y mi vecino, y mis ex amigos, y ella dándome un beso. Todos juntitos. Todos a la basura. Y me ha dolido mucho todo junto. Pienso en que es normal, en que en dos días se me vuelve a pasar, que se me olvidará todo, blablabla, blablabla, blablabla. Pero han salido las hormigas, los bichitos del baño, las golondrinas han vuelto a mi ventana, y yo te sigo echando de menos. Qué desgracia la mía. Si esto era algo tóxico, era tóxico hasta la muerte. Deberías llevar el símbolo tatuado por algún sitio.
"Deberías estar contenta de lo que eres".... pues supongo que sí. No entro de pie por las puertas, ni entorno las ventanas. Las sillas son de colores, las hojas perfumadas. Tengo arrugas en la boca, supongo que de tanto llorar, pero hasta me gustan. Y qué más da. Soy mucho más que eso. Me siento orgullosa de mis hijos. Oh dios mío, son encantadores. Ni siquiera quisiste conocerlos. Para qué. No apreciabas nada de mí. Y ellos son parte mía.
Pues nada. Otra vez a la cama con lágrimas, otra vez a sentirme la persona más rara del mundo, otra vez preguntándome que de qué mundo y todas las demás dudas existenciales. Es lo que hay. Soy así. Cuanto antes lo acepte, mejor.
viernes, 21 de abril de 2017
Ojos color sol
Encendí un cigarro. La primera calada me llegó hasta el alma. Hacía tiempo que no fumaba. Algunas noches recogía, a escondidas, algunas colillas del cenicero. Era mi ritual favorito. Ofrecía tabaco a la luna y el cigarro pasaba de unas manos a otras en una noche interminable de secretos.
Encendí un cigarro. Miré a la mujer que tenía enfrente. "Tienes ojos color sol" le dije. Ella me clavaba los ojos, la vista, la vida, sin parpadear siquiera. Había algo en su mirada. Había profundidad. Había el abismo, el cielo, el infierno, el pasado, el futuro, las cosas que no decía, las lágrimas secas, las risas destronadas, el fuego quemando en vivo.
"Te gusta fumar?" Ella alargó un brazo y me tomó el cigarrillo. Me habló del sol, de una vista soleada que existía en su memoria, del trigo, de un cortijo blanco rodeado de amapolas. Me habló de sitios que desconocía, de una serpiente de dos cabezas, de tsunamis gigantes que lo arrasaban todo, y de cómo los había visto pasar por debajo de sus pies. Me contó que una noche, la lava surgió de la tierra y fundió los cimientos del mundo. Y que de entre toda esa lava, encontró a un bebé que lloraba, asustado y rojo de calor. Esa noche, ella quemó su cuerpo, su pelo, sus huesos, y lo salvó. O al menos eso decía ella. Yo sabía que no lo había salvado. Sabía que se habían fundido los dos en la lava y desaparecieron.
Apenas quedaba cigarro ya cuando me lo volvió a pasar. Volví a coger aire, a inspirarlo hasta las profundidades. Le dije a la mujer que no iba volver a fumar. Di dos largas caladas y apagué el último cigarro en un cenicero improvisado de papel de plata. En el espejo, veía como la luz del día entraba por la ventana de mi cuarto. La mujer adoptó la apariencia de alguien cansada. Sonó el despertador. Me miré por última vez en el espejo antes de ir a realizar las tareas cotidianas. "Mujer, tienes ojos color sol. No olvides nunca quién eres, ni de dónde vienes".
martes, 18 de abril de 2017
Qué asco sentir como siento
Llevo unos días que te siento, y te siento más fuerte de lo normal. Pienso en si te ha pasado algo. Pienso en si estás bien. Pienso en si estás pensando en mí. No sé por qué te siento, pero te noto. Y me das miedo, me aterra. He puesto trabas a tu vuelta, pero sé que si te lo propones, derribas fácilmente todos estos muros. Y no entiendo por qué haces esto. Necesitas nutrir tu ego, necesitas hacerlo para mantenerte. Pero no es justo! y no sólo no es justo, es deplorable. He sufrido mucho, muchísimo, no te haces una idea, y no me merezco todo este trato. Yo no. No me merezco tener que temerte, ni que sentirte, ni que vuelvas para nada, para enamorame e irte. No merezco nada de esto. Y es muy injusto que no me dejes. Por qué no me sueltas de una vez. Tan grande es tu ego.
Vete. Es la segunda vez que te lo digo. Pero vete para no volver nunca más. Ya tienes un harén, olvídate de mí. No me parezco a ninguna de ellas. No me parezco a nadie. Vengo de otro planeta y vivo en otro mundo. No pertenezco aquí. Ni a ti ni a nadie. Ni siquiera te das cuenta. Es lamentable todo junto. No quiero sentirte más, vete y déjame descansar.
Y como buena gitana que soy, te pronostico que algún día dejarás de comporarte como un adolescente. Te digo que un día, te vas a arrepentir de todo. Allá entre los 50 y 60 me echarás de menos y te arrepentirás porque pensarás que pocas personas te han querido así como lo hago yo. Y te vas a arrepentir. Lo sé. Y tú también lo sabes. Por eso no me dejas, cabezón.
domingo, 2 de abril de 2017
El equipo Hoyt
Hoy he salido a correr en una cursa. Antes de la general, han salido los discapacitados en sillas de ruedas, empujados por atletas. No sé cuántos de los que estábamos allí sabíamos por qué se hace esto. Me preguntaba cuántos de nosotros conocíamos la historia de Rick y Dick Hoyt.
Rick es discapacitado. Cuando nació, llevaba una vuelta al cuello del cordón umbilical y su cerebro estuvo en anoxia durante un tiempo, el suficiente para crear graves secuelas en él. Los médicos pronósticaron un estado vegetativo irreversible y propusieron su sacrificio con 8 meses de vida. Dick era su padre. Militar de profesión. Hizo oídos sordos a los diagnósticos médicos, y pese a toda la adversidad decidió educar a Rick como un niño normal. Dejó de trabajar. Él mismo ejercia de maestro. Diseñaron un ordenador para que Rick pudiera expresarse con el mundo. Era una máquina carísima inspirada en la de Stephen Hawking. Todo el mundo se opuso. Decían que era una máquina que daba voz a un cerebro prodigioso, y su hijo no tenía nada que decir al mundo. Dick nunca hizo caso del mundo.
Hicieron una cursa popular benéfica en su barrio destinada a ayudar a un niño con discapacidad. Rick pensó en participar, pero él no podía correr, así que pidió a su padre que lo hiciera por él. Dick, en su empeño porque su hijo fuera uno más, decidió que lo apuntaría a él a la carrera, y que si no podía correr, él mismo sería sus pies. Así, Dick empujó la silla de ruedas de su hijo hasta llegar a la meta. Fue la primera vez. Dick empujó a su hijo en maratones, triatlones... superó su miedo a nadar con terapia psicológica, y entrenó y entrenó. A sus 40 años y sin haber practicado deporte en su vida.
Rick consiguió graduarse y obtuvo la titulación universitaria en educación especial. Actualmente vive solo. Dick tuvo un amago de infarto al corazón, por lo visto tenía alguna una obstrucción de las arterias del 95%. Los médicos aseguraron que si no hubiera sido por la excelente forma física en la que se encontraba, habría muerto hace 15 años. De esta manera, Rick y Dick se salvaron la vida mútuamente.
Este caso sirvió de ejemplo para mucha gente. Muchos discapacitados empezaron a participar en cursas empujados en sus sillas de ruedas. Actualmente, hay disponibles a la venta en las tiendas de deportes, sillas con ruedas para poder correr empujando a los niños.
Lo imposible creó escuela.
A veces me pregunto quién soy yo desafiando a lo imposible. Llevo lucha. La llevo tan arraigada a mí que a menudo me acostumbro a su peso y me olvido de ella. No se puede estar siempre luchando. Es algo muy pesado. Entonces, me acuerdo de Dick y Rick, y pienso que si ellos pudieron, porqué yo no, si mi vida es mucho más fácil que todo eso.
No sólo salvaron sus vidas, sino que contagian con su espíritu a mucha gente. Personas que no lo han tenido fácil. Gente que lucha, que quieren tirar la toalla, que sufren. Y su ejemplo siempre está ahí, ayudando a sostenerlo todo.
https://youtu.be/v44egfXbKXQ
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