El cansancio sigue fuerte. Me duelen las manos y tengo algunas astillas clavadas. Pronto dejarán de ser manos de princesa. Y con estas manos solladas, le he pegado una torta a Juan. Se ha quedado tan sorprendido.. y ha empezado a hacer pucheros. No le dolía la bofetada. Le dolía el alma. Cómo he podido hacerlo.
Necesito tiempo. Tiempo, tiempo, tiempo, tiempo, más tiempo siempre. No llego, no doy abasto con todo. Por más que cambio cosas, por más que me rompo la cabeza buscando trabajos para que no les falte de nada, para que me quede tiempo para estar con ellos, para que me quede algo para mí también. Por más que me rompo los cuernos... no hay salida. Y si mi mundo es así, si mi mundo va a ser así, cómo lo hago para asumirlo y dejarme llevar.
Este ha sido tu castigo. Sabías que quería ser libre, y me has encadenado aposta. Y encima me has hecho sentir culpable todo este tiempo. No te mereces nada.
No pienso ponerme en manos de nadie nunca más. Nunca más. Lo juro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario