
No me encuentro bien. Demasiadas emociones, me digo yo. Hoy me ha invadido una sensación extraña. Esta tarde, después de comer, me he tumbado en el sofá y poco a poco a empezado a subir y a invadirme. No sé muy bien cómo identificarla. Pero reconozco esta sensación. Es una tristeza interior. Es una congoja. Es darme cuenta que ser valiente es pagar un precio alto. Una especie de melancolía y abatimiento. Y, como desde hace mucho tiempo que no me pasaba, y por primera vez desde hace mucho, echo de menos tumbarme en la cama en un abrazo y dormirme sobre un pecho mullido. Pero no quiero más hombres que no me quieran. Y los que me quieren no son los que me pueden ofrecer este consuelo y tampoco me sirven. Hace tiempo que estoy sola y lo llevo muy bien. Pero la soledad viene a verme sin avisar, colándose dentro poco a poco. Haciendo subir la marea de la tristeza y la melancolía. Hoy he pensado que me hace falta un compañero. Y no es que no sepa estar sola, pues me encanta, pero me dioy cuenta de la contradicción. Me hace falta un compañero. Y no es malo. Todo el mundo necesita a alguien tarde o temprano. Es naturaleza, es la vida. Nos necesitamos.
El imperio se derrumba, y una vez más, mis hombros se hacen fuertes y grandes para sostenerlo. Es lo que me ha tocado. Es mi legado. Realmente no sé como hay tanta gente que puede dormir por las noches. Si yo fuera sólo la mitad de malvada que todos ellos, no pegaría un ojo en la cama.
Tengo miedo. Otra vez. Tengo mucho miedo. Y me apetece llorar y recogerme en ovillo. Todo esto ya es mucho para alguien como yo. Tan sensible siempre, tan robusta que parezco, y tan miedosa por dentro. El imperio se derrumba, y tengo miedo. Miedo a que mi espalda, no abarque toda la superficie. Miedo a saber que van a haber pérdidas. Miedo a no saber discernir entre lo que debo salvar y lo que no. Porqué mi vida es así. Porqué tengo que llevar este peso. Porqué no me conformo con lo que tengo y vivo una vida tranquila y sosegada. Qué me empuja a hacer todo esto. Por qué pienso que es lo correcto y me echo toda la carga encima. Mucha gente no lo haría. Muchos se autoengañarían y vivirían tranquilos. Acaso la felicidad no es la tranquilidad? no es estar en paz? Quizás tranquilos sí que estén, pero no en paz. En cualquier caso que más da. Es mi vida, y así será. No puedo luchar contra lo que soy.
Si no llega a ser porque echo de menos enroscarme en unos brazos, si no llega a ser porque creo que todo el mundo necesita a alguien, si no llega a ser porque mi vida es pesada... si no llega a ser por todo esto, hoy, no tiraba la toalla.
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