Llevo unos días que te siento, y te siento más fuerte de lo normal. Pienso en si te ha pasado algo. Pienso en si estás bien. Pienso en si estás pensando en mí. No sé por qué te siento, pero te noto. Y me das miedo, me aterra. He puesto trabas a tu vuelta, pero sé que si te lo propones, derribas fácilmente todos estos muros. Y no entiendo por qué haces esto. Necesitas nutrir tu ego, necesitas hacerlo para mantenerte. Pero no es justo! y no sólo no es justo, es deplorable. He sufrido mucho, muchísimo, no te haces una idea, y no me merezco todo este trato. Yo no. No me merezco tener que temerte, ni que sentirte, ni que vuelvas para nada, para enamorame e irte. No merezco nada de esto. Y es muy injusto que no me dejes. Por qué no me sueltas de una vez. Tan grande es tu ego.
Vete. Es la segunda vez que te lo digo. Pero vete para no volver nunca más. Ya tienes un harén, olvídate de mí. No me parezco a ninguna de ellas. No me parezco a nadie. Vengo de otro planeta y vivo en otro mundo. No pertenezco aquí. Ni a ti ni a nadie. Ni siquiera te das cuenta. Es lamentable todo junto. No quiero sentirte más, vete y déjame descansar.
Y como buena gitana que soy, te pronostico que algún día dejarás de comporarte como un adolescente. Te digo que un día, te vas a arrepentir de todo. Allá entre los 50 y 60 me echarás de menos y te arrepentirás porque pensarás que pocas personas te han querido así como lo hago yo. Y te vas a arrepentir. Lo sé. Y tú también lo sabes. Por eso no me dejas, cabezón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario