
A ver si te enteras ya,
que yo no soy tuya,
ni de ninguno.
Si me admiras porque soy libre,
me tienes que dejar que lo sea.
Qué me ha costado mucho serlo,
y que no me lo puedes arrebatar,
ni exigir que sea pareja,
cuando estoy hara de decirte que no.
Basta ya,
que no soy de nadie,
ni de cualquiera.
Que salí de mi prisión,
que rompí mis cadenas,
que lancé al aire,
contra vientos y tormentas
mi suspiro de libertad.
Y que no la cambio,
ni me vas a hacer cambiar de opinión
jamás.
Que si sólo quieres verme feliz,
te digo que feliz ya soy!
Qué te lo digo!
Que yo no soy tuya,
ni de ninguno.
Entérate ya.
Y lo que más me fastidia,
pero tengo cada vez más asumido,
es que la hostia
te la voy a dar yo.
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