Todo lo que he hecho,
lo he hecho por mi bien.
Por qué
es doloroso.
Hay lunas negras,
que duelen.
Y es que nada es para siempre,
ni siquiera esto.
Miro al callejón.
Los muros son altos
y no puedo trepar.
Me he roto una y otra vez las uñas,
intentando escapar.
Retroceder,
no puedo,
ya soy diferente.
Y sin llegar a estrellarme,
siento un golpe seco.
La gravedad,
empuja mi cabeza contra el suelo.
Y en el silencio sórdido,
saboreo mis lágrimas,
y mi sangre.
Como cuando recibí aquella paliza.
Y me gustaría perder la conciencia,
y me gustaría dejar de existir.
Y despertarme en unos brazos,
en los tuyos,
y acurrucarme en un cuerpo,
en el tuyo,
y poder ser frágil,
en tu envoltura.
Muchos años siendo fuerte,
crean necesidad de cariño.
O quizás no.
Porque ya no me vale cualquiera.
En lo brazos de cualquiera,
no.
En los tuyos,
siempre en los tuyos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario