miércoles, 14 de octubre de 2015

Posesión maligna, exorcismo







Siempre me he expresado mejor escribiendo que hablando. Cuando hablo, percibo señales constantemente que cambian mi forma genuina, y me bloquean. Expresarme siempre ha sido, a menudo, un bloqueo para mí. Me cuesta tomar la iniciativa, me cuesta ser rotunda.... siempre es todo tan relativo... y los pensamientos van, y vienen, y nunca estamos seguros de lo que pensamos hoy y de lo que podemos pensar mañana.


Y hoy, me he hecho una foto. Y he visto un cambio que no me ha gustado. Y como hablando no me sale, voy a intentar describirlo desde el silencio de mi pantalla de ordenador.

Una simple foto, de cara, desde arriba, sencilla, en mi casa. Y una mirada. Que no me había dado cuenta que tenía.

Mis ojos, siempre me han gustado. Me he esforzado en mantenerlos inocentes y puros. No habían maldades. Eran brillantes y honestos, y sensibles y felices, y delicados y tiernos. Inocentes... cómo me gusta esta palabra.

Y en la foto, no son así. Son tristes, y más que nunca. Y tienen otro brillo. Otro aire. De odio. De malicia. De culpable. Y de miedo y de muchos demonios dentro.

Me estoy convirtiendo. Esta metamorfosis me lleva al lado oscuro. Lo siento. Se me cuela por dentro. Ya está en mi interior. Y por fuera, lloro por si le da por salir con mi agua. Y miro, por si le da por salir con imágenes. Y canto, por si le da por salir con canciones.

Pero me ha poseído. Mi espejo del alma, me muestra negra y oscura.

Y después de este descubrimiento no sé muy bien que es lo que tengo que hacer. No sé si puedo hacer algo!
La vida.. el destino.. sólo son un cúmulo de circustancias que se unen y nos hacen ser como somos.
Somos los trocitos de todas nuestras propias experiencias tatuadas en el alma. Un alma, que puede ser blanca, o negra. Malas experiencias, malas elecciones, malas suertes... todo se calcina, y si un día eras pura, al siguiente eres negra. Y eres miedo. Y eres odio. Y eres amarga. Y hieres.. y también mueres.

Oscuro mi corazón, y oscura mi alma. Y oscuro es el reflejo, que asoma en mi mirada.

Exorcista, cuando vengas, te espero en la cama. No te asustes si te escupo veneno. No tengas miedo si me subo por las paredes hasta el techo. Sólo quiero que me mires fijamente, y que no apartes la mirada.  Quiero que te acerques con tu bandera. Quiero que cuando mi demonio luche por úlitma vez dentro de mi cuerpo, me beses y lo saques con tu aliento. Y luego quiero que me tumbes y me peines. Que me beses los párpados y te sientes en mi cama, a mi lado.
Y entonces, dame tu mano. Inyéctame tu alma, hasta el fondo de mí.
Y con un susurro, podré revivir.


No hay comentarios:

Publicar un comentario