-Por qué me miras tan serio?
- Me gusta mirarte. Eres muy suave.
- Sí, lo soy.
- Despiertas en mí ganas de acariciarte. Me gustaría acurrucarme contigo. Acariciarte la cabeza hasta que te quedaras dormida en mis brazos.
- Gracias. No me ha acariciado mucha gente....
- Pues ya es hora de que te acaricien.
En unas horas, ha descubierto a la gata. Increíble. He recogido las uñas, he estirado mi lomo, y he relamido un poco. Y sin darme cuenta, ya estaba flotando entre las nubes. Gracias señor, gracias, gracias y gracias. Gracias por vivir, por no matarme, y por estos momentos y los que me queden por vivir. Gracias.
miércoles, 29 de marzo de 2017
lunes, 27 de marzo de 2017
Mi camino
.
Bueenoo. pues la cosa va andando. No fumo, la casa está en orden, o al menos en el orden que a mí me gusta, los niños perfectos y felices, yo también, el trabajo estable... Aún así, creo que me queda otro cambio. El más radical. El antisistema.
Me gustaría construir una casa lo más independiente posible del mundo. Muchos días le doy vueltas. Me gustaría no ser participe del sistema. No pasarme todo el día trabajando para pagar y pagar y pagar. No poder criar a mis hijos cómo me gustaría, no dedicarles el tiempo que se merecen, No dedicarme a mí el tiempo que me merezco.
Cómo lo hago.
Aún no lo sé. Pero creo que poco a poco se irá abriendo camino por este sentido. Es lo que quiero desde hace mucho. Encontraré la manera tarde o temprano y la disfrutaré. Estoy convencida.
Me gustaría una casa no muy grande, de una sola planta. Sin muchos trastos por medio. Ventanas grandes, una puerta siempre abierta, y un banco en la entrada donde sentarme a tomar un trozo de queso y una copa de vino los mediodiías antes de comer. Y con los niños jugando por allí, para dentro y para fuera de la casa. Chutando balones. Cogiendo vasos de agua. Mi casa tendría chimenea, para poder encender fuego los inviernos, y mantener el calor del hogar. Y tostar el pan por las mañanas. Mi casa sería de piedra, y vieja. Las cortinas las haría yo, probablemente de colores, que alegran. Las sillas pintadas por mí. Mi casa tendría un trozo pequeño de mi alma en cada rincón, en el sitio menos indicado, en cada escondrijo. Toda yo, todo mi ser, lo repartiría hasta en el aire. Mi casa seria yo, y yo sería mi casa. Así pues, y por este motivo, no concibo una casa sujeta a este mundo capitalista. Mi casa también tiene que ser libre y única. Porque generalmente, me suelo convertir en una, con ella.

Bueenoo. pues la cosa va andando. No fumo, la casa está en orden, o al menos en el orden que a mí me gusta, los niños perfectos y felices, yo también, el trabajo estable... Aún así, creo que me queda otro cambio. El más radical. El antisistema.
Me gustaría construir una casa lo más independiente posible del mundo. Muchos días le doy vueltas. Me gustaría no ser participe del sistema. No pasarme todo el día trabajando para pagar y pagar y pagar. No poder criar a mis hijos cómo me gustaría, no dedicarles el tiempo que se merecen, No dedicarme a mí el tiempo que me merezco.
Cómo lo hago.
Aún no lo sé. Pero creo que poco a poco se irá abriendo camino por este sentido. Es lo que quiero desde hace mucho. Encontraré la manera tarde o temprano y la disfrutaré. Estoy convencida.
Me gustaría una casa no muy grande, de una sola planta. Sin muchos trastos por medio. Ventanas grandes, una puerta siempre abierta, y un banco en la entrada donde sentarme a tomar un trozo de queso y una copa de vino los mediodiías antes de comer. Y con los niños jugando por allí, para dentro y para fuera de la casa. Chutando balones. Cogiendo vasos de agua. Mi casa tendría chimenea, para poder encender fuego los inviernos, y mantener el calor del hogar. Y tostar el pan por las mañanas. Mi casa sería de piedra, y vieja. Las cortinas las haría yo, probablemente de colores, que alegran. Las sillas pintadas por mí. Mi casa tendría un trozo pequeño de mi alma en cada rincón, en el sitio menos indicado, en cada escondrijo. Toda yo, todo mi ser, lo repartiría hasta en el aire. Mi casa seria yo, y yo sería mi casa. Así pues, y por este motivo, no concibo una casa sujeta a este mundo capitalista. Mi casa también tiene que ser libre y única. Porque generalmente, me suelo convertir en una, con ella.
jueves, 23 de marzo de 2017
Los hombres siempre tienen hambre
Parecía imposible, pero lo he vuelto a sentir. Otra vez, de casualidad y de imprevisto. Es cacho raro también, pero me gusta. Y creo que yo a él también.
Los hombres siempre tienen hambre. Este fin de semana es de carne fresca. Que empiece otra vez el carnaval.
martes, 21 de marzo de 2017
Cambio en ciernes

Necesito salir.
La huida latente
escapa de mi pecho.
Y quiere gritar.
Y huir.
Necesito salir.
Partiría mi cuerpo en dos
para dejar libre la esencia
volar! flotar!
sin cárcel de carne y hueso,
sin límites,
sin frenos.
Necesito salir.
Y pienso
que la necesidad crea el cambio.
Que lo mudo todo otra vez.
Que eclosiono,
que transformo,
que me revuelvo
que cambio el fondo.
No nací para estar encerrada.
Nunca he valido para eso.
Basta ya de horarios a deshoras,
basta ya de prisiones en otros labios.
Basta ya de sueños,
de reproches,
de querer sin quererme,
de mi porca miseria.
Basta.
Necesito salir.
Y lo voy a hacer.
Salgo.
viernes, 17 de marzo de 2017
PROUD

Realmente soy yonki. Hacía mucho que no fumaba en el balcón y llenaba el teclado de ceniza. Me encanta fumar. Y fumo mirando dentro, no fuera a ser que se depertara mi hija y me viera fumando. Me escondo. Esto se tiene que acabar.. pero nunca se acaba del todo. Que agridulce es el tabaco.
Me gusta tanto ver a mis niños dormidos. Juan lleva dos noches que se despierta y viene a mi cama. Se mete sigiloso por el otro lado, se tapa y me da la mano. En 2 minutos ya está roncándome en el oído. Entonces abro los ojos, y le miro. Aprieto su manecita tan pequeña. Lo beso. Le toco el pelo. Y pienso en cuánto tiempo será el que pase hasta que deje de venir a mi cama y suelte mi mano. No sé cómo hay gente que no quiere tener hijos. No sé porque no les gustan los niños. Hace muchos años, yo tampoco quería ser madre. Gracias a dios los tuve. Cuantas cosas me habría perdido sin ellos. Mi vida sería mucho más tranquila y fácil, eso seguro. Pero podría haber sido tan feliz? Estoy segura que no. No fumaré más. Por ellos, y por mí primero.
Últimamente no sé qué escribir y me encuentro sin inspiración ninguna. Estoy calmada y tranquila. Y me siento muy bien. Sola. A menudo me siento orgullosa de mí. Voy consiguiendo poco a poco estar sola sin soledad, feliz y sin darle vueltas al pasado. Realmente es muy pesado mirar para atrás con frecuencia. A veces leo a otra gente, otras personas que sólo miran para atrás. Me dan pena, y me parecen imbéciles. Me da hasta rabia de que sean tan tontos. Me dan ganas de darles dos guantadas bien dadas para quitarles toda la tontería de encima. Pero sé, que esto es un proceso que andamos todos. Que nos ayuda a ser mejores personas si sabemos aprender de todo esto. Y crecemos por dentro.
El otro día iba por la calle camino del trabajo. Pensaba en todo lo pasado. En lo bien que estoy ahora. En que parecía imposible y en que no lo ha sido. Y se me saltaron las lágrimas por la calle, lágrimas de corage, de valor, de orgullo, de superación. Mis amigos creen que mi coeficiente intelectual está por encima de toda esta gente que voy conociendo, y que se nota a leguas. Realmente, me pasa que a menudo, cuando hablo con ellos, acabo dando un mitin, todos se callan y me escuchan. Soy líder sin darme cuenta. Mi profe de tecnología fue mi tutor. Me tuvo en el punto de mira bastante tiempo. Me hacía preguntas, le contestaba y me miraba en silencio. Nos hizo un test de coeficiente intelectual a toda la clase. Saqué la puntuación más alta. Me ofrecieron participar en una beca para irme a estudiar a Inglaterra. Tenía 15 años. Mis padres se negaron en rotundo. A veces pienso en este suceso. En cuánto podría haber cambiado mi vida de haberme ido. Pienso en mis padres tan arcaicos, machistas y pueblerinos. Yo ahora tengo hijos, y se lo que significa una oportunidad para ellos. No se la negaría en absoluto.
Al final... nunca fuí tan lista. Si hubiera sido lista no me habrían pasado todas estas cosas que me pasaron. Pero que más da. Estoy aquí, estoy bien, estoy de puta madre, y más que feliz, me siento en paz. Creo que esa es la felicidad, estar en paz con uno mismo, con la humanidad, con el universo.
Ni me cierro al futuro, ni le tengo miedo. Al contario. Tengo una sensación de emoción por todo lo que puedo descubrir aún. " y si me toca llorar, es mejor frente al mar...". Es emocionante no saber que me espera. Esta incertidumbre que siempre me acecha. La indecisión... es algo tan típicamente mío.
Me alegro de todo. De mi primera paliza, de mearme encima, de saborear la sangre, de la curación del día siguiente, de haberme casado, divorciado, de esperar un hijo, de luego esperar otro, de ser madre corage, de meterte en mi cama, de echarte, de meter a otro, de echarlo también.. jajaja, no hay un hombre como dios manda o que cojones está pasando aquí! me alegro por ser como soy, por ser dulce, por reírme tantas veces, o llorar si tocaba, por hacer siempre lo que me ha dado la gana pese a la contrariedad y por estar aquí, en el balcón mirando al cielo, que es negro, y que precisamente por eso, las estrellas resplandecen tanto y se ven tan preciosas.
Me alegro de haber sentido tantas sensaciones. Tantos nervios. Tantos dolores. Los partos. La primera vez que cogí en brazos a mis niños. La primera vez que los amamanté. De ver sus caritas mientras mamaban. De coger la mano de mi abuela en la cama del hospital. Del abrazo que le dí a mi madre cuando pensé que se había perdido. De las noches en el sofá de mi hermano, desterrada. O de las noches en la caseta de un parque resguardada del frío. Del calor de unos brazos donde me enterraba a dormir cada noche. Entonces no tenía problemas de sueño, ni sabía lo que era.
Me siento orgullosa. Orgullosa. Orgullosa de mí y de todo.
martes, 14 de marzo de 2017
La gateta y yo
Mañana por la noche saco a la gateta a pasear. Se deslizará por el balcón y mirará la luna. Hacía tiempo que no salía. Y la echaba de menos.
Suele ser un momento especial para las dos. Viene a mi regazo a algunas veces. La acaricio, otras. Ronronea si le place. Viene y va, se enfila por la baranda. Le gusta sentir el vértigo. A veces nos da mareo, pero es ágil y fuerte, y no cae. Le gusta el paseo por la brisa nocturna, dejándose acariciar.
Soy afortunada de tenerla. Cuando dejo que se funda conmigo, cuando abro el torso para abrigarla, me siento orgullosa. Algo así como feliz. O algo así como intocable.
Doy gracias por estos momentos. Doy gracias por salir del agujero. Por ser valiente, aún habiendo sido fácil porque era el único camino posible a seguir. Gracias a mí, por dejarla existir y darme una oportunidad de nuevo.
Qué puedo decir de la gateta y yo. Que somos una. Que la llevo dentro. Que le gusta pasear por la baranda y darme vértigo. Que gracias a ella he trepado un pozo. Que con sus vidas he curado la mía. Qué decir de la gateta, si es que me encanta cuando sale a pasear jugando al mareo. El tiempo se relentiza. Los sentidos se agudizan. Y parece que entienda en ese momento de qué leches está hecho el universo entero.
La gateta es mi gran secreto. Y aunque a veces nos enfrentemos, casi siempre me caza y me coloca en el tejado mirando el tiempo. Un tiempo que se relantiza. Y con un mareo que firma el acuerdo.
La gateta y yo.
sábado, 4 de marzo de 2017
Monstruos

Me encuentro en medio de un cruce de vida. A mi alrededor, se han derrumbado varias cosas. Algunas ya se veían inestables a simple vista. Otras, parecían fuertes edificaciones, pero que con el temblor, han tambaleado.
He decidido dejar pasar el tiempo. No quiero hacer nada más que asentarlo todo. No quiero cambios. Es época de sembrar y de esperar.
Voy a ser empresaria en breve. Ahora soy más fuerte y me siento mucho más segura de mí misma. Es un reto que voy a afrontar sabiendo de antemano que lo voy a hacer bien. Siempre he hecho las cosas bien. He cumplido a la perfección siempre con todo lo que se esperaba de mí.
Todo lo que se esperaba de mí.
Yo quería ser desterrada a una isla desierta. Allí sólo podría haber hecho daño a las palmeras.
El estómago me duele. Tengo el mismo nudo. Me pregunto si definitivamente se quedará a vivir conmigo. En cualquier caso no me importa. Que haga lo que le dé la gana. Que se estrangule si quiere.
Este es el último dolor que paso. Yo también he tocado fondo. Para cuando se pase este dolor, en unos meses, se acabó el sufrimiento. Quiero estar sola. Lo necesito y lo quiero. Mis contactos con hombres que sean exclusivos para el coito. No quiero más. Nunca más. Vas a ser el último.
Puñal y herida.
Ya ni sangro.
Ni corto.
Ni quiero levantarme.
Ni andar.
Señoras y señores,
el monstruo ha sido creado.
Tiene un trozo de cada uno.
Y no tiene corazón.
Fue tuyo el último.
miércoles, 1 de marzo de 2017
Un recuerdo

Estaba poniéndome la ropa para salir a correr un rato, cuando me ha venido a la cabeza un recuerdo. No he podido salir. Me he quedado pensando y he decidido coger el ordenador.
Recuerdo aquella noche. Estábamos tumbados en la cama, desnudos. Me apoyaba en tu pecho enredando mis dedos en tu pelo. Eras muy suave. Me encantaba tocar tu vello rubio, y hacerme una almohada allí. Recuerdo que dijiste alguna chorrada, y mientras me reía te callaste 3 segundos. Acercaste tu boca a mi oído y me dijiste te quiero. Levanté la cabeza y vi tus labios un poco temblorosos, esperando a ver cómo reaccionaba. Siempre me dijiste que tenías miedo al compromiso, "como casi todos los hombres", me decías. Debió ser duro decidirte a hacerlo. Miré tus labios, miré tus ojos, te miré la expresión medio asustada pero decidida. Y te besé dulcemente. Nos abrazamos y empezamos a liarnos otra vez. "Yo también te quiero". Era un frenesí.
Te echo de menos diablo. Cómo estarás. Me pregunto llorando, si has podido salir y superarlo. Si alguna otra te echó el cable que yo no fui capaz de sostener, si has podido salir del fango. Ojalá que sí. Me dan ganas de decirte algo. Estoy segura que volverías. Pero sé que no nos podemos ver porque a la mínima nos liamos otra vez y es inevitable. Pero quiero verte, tocarte la cara, besarte las mejillas, la frente, ver que eres feliz. Los niños ya casi no te recuerdan tampoco. Juan ha estado malito este invierno. No paraba de enganchar cosas y se ha quedado muy delgado. Ayer me preguntaba, mirándose al espejo, que qué era eso que se la marcaba en la piel. Eran las costillas. Blanca sigue rebelde. Ya lo sabes. Se parecía a ti, tú la entendías.
Y yo no paro de liarla. Sólo me tropiezo con chulos que no me quieren o con babosos que yo no les quiero. Y en medio de todo esto la voy liando parda con unos, con otros... y esto es una locura. Pero si no eres tú, que más me da.
Mi cajita vacía.
Al principio no quería que vinieras y me negaba en rotundo. Pero ahora, me alegro de que vengas a mi cabeza. Estarás pensando en mí tu también? estarás bien? te habrá pasado algo?
No he podido repetir nada de lo que vivimos tú y yo. A veces tiro la toalla y pierdo la esperanza. Otras veces pienso que algún día estaré preparada para repetirlo con alguien más. Fue grande. Y hermoso. Y no me arrepiento de nada de nada de lo que hicimos. Sólo de una cosa, de haberte dejado de esa forma tan radical. Pero ya sabes, había peligro de vuelta si nos veíamos. Decidí que así era lo mejor.
Me gustaría enseñarte lo que escribo y leerlo juntos en la cama. Seguro que me reprochabas cosas de mi ego y blablabla blablabla blablabla... y ver documentales de partículas y fantasear sobre el universo.
Nunca nadie me había dormido leyéndome un libro y acariciándome el pelo. Nunca nadie más lo ha hecho. Juro por dios, que si alguna vez me permito abrir mi pecho, será a alguien que también lo haga. Si no, no. Estoy muy bien sola.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
