Estoy elaborando teorías nuevas. Sigo pensando en la realidad, en qué es la realidad, y mi curiosidad por el mundo que nos rodea, que no tiene límite. Porqué hay cosas que son como son, y otras no, todo es aleatorio? y mi intuición me dice que no, aunque siempre he sido partidaria de la casualidad.
Olvidé a mi exmarido relativamente fácil en poco tiempo. He olvidado a Don diablo, a veces inento escribir sobre él o sobre las cosas que nos pasaron.. y ya no me salen... ya no lo quiero, ni me acuerdo apenas nunca de él. He olvidado al guaperas de mi vecino, aunque sí que es verdad que a veces he sentido arrepentimiento.. no ha pasado de eso y cuando pienso en él, sé que ya no lo quiero. Pero tú estás ahí perpetuo en 4 años ya. Se me escapa del conocimiento lo que está pasando contigo. A veces me pongo romántica y pienso que es recíproco. Otras veces pienso que es como una obsesión rara y que se acabará pasando, aunque creeme que lo he intentado de todas las maneras posibles... Sin embargo, tarde o temprano vuelves a mi pensamiento como si nos llamaramos. Como si nos llamamos. Nos llamamos. Para mí esto resulta un misterio, aunque sospecho que tenemos algo pendiente, algo, que tenemos que hacer juntos para que se acaben los llamamientos. O quizás sólo sea mi mente perturbada obsesiva inconformista que no te deja en paz. Hoy, mientras estaba en el trabajo, pensaba que he sido orgullosa y que te he devuelto no sólo una, sino todas las veces que he podido, el daño que me infringiste. Creo que ya es suficiente, me he vengado y he dejado mi cabeza bien alta, con lo cual creo que es el momento de dejar de llamarte y dejarte ir. La guerra ha acabado, y tengo que seguir mi camino.
Pero qué curioso es todo siempre verdad? es imposible que todo sea casualidad. En cualquier caso, si tú eres para mí, me llamarás tú. Y yo responderé ante tí. Pero habrá hiel en cada palabra, y pinchos en cada abrazo. Si tú me llamas, cogeré la armadura, y se acabará esta prolongada tregua. Por mi parte, intento no llamarte más, que el silencio se rompa en Marte.
domingo, 25 de noviembre de 2018
jueves, 30 de agosto de 2018
El hombre a parches
Él no se va, realmente no lo entiendo. Desaparecen todos los que elimino de la lista, menos tú, que siempre vuelves a aparecer. No hay manera de sacarte y ya han pasado dos años. Me pregunto a veces si a ti te pasa igual, pero siempre llego a la conclusión de que si quisieras, hablarías conmigo, sin embargo no lo haces, y el silencio ya es una respuesta. Otra respuesta. No sé cuantas respuestas más necesito para confirmar que no te intereso. Realmene no lo entiendo, no entiendo porque no te vas de mí, no lo entiendo. A veces, cuando más obcecada estoy, creo que saldrás de mí cuando me vuleva a enamorar. El echo de haberme encerrado en una relación con alguien de quien era imposible enamorarme ha retrasado mucho tu olvido. Me quedé ahí, estancada, sin saber qué hacer o hacia dónde tirar. Ahora va a ser todo muy diferente, porque he arrancado de mí todo lo que me conectaba a ti, excepto que me sales en la lista cuando me conecto y es difícil olvidarme del todo. Otras veces, pienso en que estás con esa chica, sólo una que yo sepa, claro, y que es imposible ningún acercamiento porque simplemente estás con otra y yo dejé de existir desde el portazo. Cuantas veces recuerdo el portazo. He dormido tantas noches oyendo el ruido de la puerta y llorándolo... Otras veces pienso en que para qué quiero que vuelvas, si no eres capaz de darme lo que necesito, ni me quieres, y además me manipulas y me engañas. No, realmente no me has querido nada, qué tonta soy aún recordándote.
El caso es que no quiero hacerlo y no sé muy bien cómo. No sé... tendré que pillar a alguno y enamorarme. Parece fácil. Este verano he estado al menos con diez tios diferentes, y no me ha servido ninguno. Ninguno. Lo cual me ha llevado a plantearme si tengo algún problema, si me pasa algo, pero llego a la conclusión de que no era ninguno para mí, y no me daban lo que necesito, unos por unas cosas, otros por otras. Imagino que el que sea para mí, del que me enamore, será un pack completo, la unión de los pedacitos que me han gustado de cada uno de los hombres que he tenido. Y así será el elegido. De tí, me gustaría que tuviera el pelo y la barba, y esa pose autoriatia, un poco rozando la arrogancia, que tanto me gusta en un hombre.
Estamos ya casi en setiembre, me espera un gran mes por delante. Aún me deprimo de vez en cuando y lloro un poco. Esta noche me ha tocado otra vez. Aún me dueles. En este sentido no me gustaría ser mujer. Vosotros lo tenéis más fácil porque no teneis ese instinto de buscar portección. No os enamoráis. Nosotras damos connotaciones románticas más fácilmente, y a veces acertamos, y a veces no y pasa lo que pasa, que damos todo y nos dan un portazo en las narices, hay peor menosprecio y humillación?
Me tengo que enamorar de otro. Debo abrirme más a las posibilidades y no ser tan exigente, pues nadie somos perfectos, y a mí también hay que aguantarme. Buscaré las cualidades que me gustan de cada uno, y fabricaré con los parches a mi amado,. Así lo imaginaré, y así será. Quiero dormir esta noche, no llorando, sino soñando con que el hombre parcheado me rodea en sus brazos y me acaricia el pelo.
Buenas noches, pesao que no se va de la lista.
domingo, 19 de agosto de 2018
Con las luces apagadas y el cielo encendido

Pues sí, es verdad, uno nunca se acostumbra a echar de menos. Esta noche, mientras estaba en el balcón con un vaso de vino, me he sentido sobrecogida por la belleza del cielo. La media luna estaba preciosa, con Marte a la derecha, y algunas estrellas más en el fondo oscuro. He mirado por si por casualidad encontraba alguna estrella fugaz para pedirle un deseo, pero nada. Me he acordado de él, de que ningun hombre que encuentro se parece a él, y me he sentido apenada pensando en que nunca encontraré a alguien con nuestra sensibilidad. Luego he recapacitado un poco, he pensado en los hombres que tengo ahora, y aunque no sean como yo, bueno, al menos estoy bastante entretenida y no sufro. Y si no encuentro a nadie pues mejor sola. Pero no me lo creo ni yo. Me invade la nostalgia, me vienes una vez más a la mente mientras observo el cielo estrellado. Y recuerdo los últimos recuerdos, tu silencio, tu lástima por mí, tu portazo, tu no eres tú, soy yo. Y me duele tanto todavía, aún después de tanto tiempo... que me pongo a llorar un poco mientras pienso en lo desgraciada que soy y en la mala suerte que tengo. Entonces miro a la luna otra vez, y a Marte, y a las estrellas, buscando alguna fugaz, y en ausencia de efimeridades, pido un deseo directamente a la luna, el de siempre, con lágrimas en los ojos, que se acabe ya esta pesadilla. Es en este momento cuando me doy cuenta de lo cruel que soy. No pienso en la gente que lo pasa mal de verdad, en el tercer mundo, en los niños con hambre. Soy injusta, egoísta, ególatra... recuerdo mi "aquí no te has dejado nada", y mi "se acabo", así, sin acento, que te dediqué. Al fin y al cabo de todo esto, decidí, y tomé una decisión. Como he hecho con él, y debo aceptar las consecuencias. Tú encontraste a alguien mejor que yo, y estoy segura que él también lo hará en breve si lo dejo en paz. Por eso lo echo de menos esta noche también. Porque no encontraré nunca a nadie como él, y porque el vaso de vino vacío, hace que os vea con las luces apagadas, pero con el cielo encendido.
viernes, 10 de agosto de 2018
Cuando el embarazo llega a los 40

Hoy he vuelto a soñar. He soñado que voy a tener otro hijo. Creo que voy a embarazarme otra vez, cada vez soy más mayor, pero creo que aún puedo parir hijos sanos. Es una locura, no pensaba tener más hijos. He visto la figura de un hombre canoso, unos años mayor que yo, de mi altura aproximadamente. He visto que cuando aparezca en mi vida no voy a tener dudas, ni miedos, sino todo lo contrario, una gran determinación. Y me va a embarazar otra vez.
De un año a otro la vida cambia abrumadoramente. Un año es así, y el otro es asá. En pocos años más me he visto quebrarme la cintura. Si, es verdad, seré una mujer madura, pero voy a estar preciosa.
Durante mucho tiempo fantasee con que fueras tú quien me quebrara la cintura. Ahora va a ser alguien que se parece a ti.
lunes, 30 de julio de 2018
Sabes? a mí también me cuesta horrores no escribirte, no hablarte. He barajado unas cuantas veces la posibilidad de decirte algo, pero casi siempre recuerdo los motivos que me llevaron a tomar esta decisión y me arrepiento. Quizás sea hora de desempolvar este absurdo blog para desahogarme, una vez más.
Ayer pensaba en que estaba ofuscada. Quizás tengo miedo. Quizás no quiero ver que me he enamorado de ti. Luego recapacito, y pienso en las veces que me has llamado, y en ninguna se me salía el corazón por la boca. Qué es el amor. Acaso es estar agusto con alguien, compartir cosas, aficiones, un compañero de viaje tal vez? Todas esas cosas las reúnes tú de sobras, pero... porqué no me late el corazón cuando me llamas, porqué no me acuesto ni me levanto pensando en ti, porqué no siento deseo si miro tus manos, o se me clavan tus ojos cuando me miras. No entiendo porqué no me pasa, pero no puedo aceptar una cosa sin la otra, así que definitivamente descarté mis intentos de acercamiento y me di por vencida.
No entiendes nada, porque no te lo explicado. Me he ido sin decirte nada, sin hacer apenas ruido. Aquella noche entendí que me amas mucho. Entendí que lo nuestro se iba a acabar en el momento en que tuviera pareja, aunque estuvieras al acecho siempre por si acaso. Entendí todo el daño que te he hecho y que te estaba haciendo sin apenas darme cuenta, tapándome los ojos con una venda y disfrutando del momento. Y entendí que no lo quieres reconocer tampoco. Los sentimientos se desbordan y arremetes contra mí, son celos, imposibles de controlar. Yo he estado celosa tantas veces, créeme... sé lo que se siente, y sé lo que se hace.
Lo he pensado mucho, y aunque hay veces en las que me entran las dudas, creo que me mantengo fuerte en mi posición. Esto iba a acabar tarde o temprano, tú no me ibas a querer siempre, y yo pensaría en alguien más.
Sabes? has sido para mí como un ángel. Se me cayó el mundo por completo y vivía entre los escombros tratando de sobrevivir. Nunca olvidaré la tarde que te conocí en el viena, consolándome mientras lloraba y asegurándome que todo iba a pasar y que era normal, necesitaba esa confianza de saber que todo iba a mejorar. Gracias.
Te llevaré siempre conmigo, aunque no te hable nunca más.
Ayer pensaba en que estaba ofuscada. Quizás tengo miedo. Quizás no quiero ver que me he enamorado de ti. Luego recapacito, y pienso en las veces que me has llamado, y en ninguna se me salía el corazón por la boca. Qué es el amor. Acaso es estar agusto con alguien, compartir cosas, aficiones, un compañero de viaje tal vez? Todas esas cosas las reúnes tú de sobras, pero... porqué no me late el corazón cuando me llamas, porqué no me acuesto ni me levanto pensando en ti, porqué no siento deseo si miro tus manos, o se me clavan tus ojos cuando me miras. No entiendo porqué no me pasa, pero no puedo aceptar una cosa sin la otra, así que definitivamente descarté mis intentos de acercamiento y me di por vencida.
No entiendes nada, porque no te lo explicado. Me he ido sin decirte nada, sin hacer apenas ruido. Aquella noche entendí que me amas mucho. Entendí que lo nuestro se iba a acabar en el momento en que tuviera pareja, aunque estuvieras al acecho siempre por si acaso. Entendí todo el daño que te he hecho y que te estaba haciendo sin apenas darme cuenta, tapándome los ojos con una venda y disfrutando del momento. Y entendí que no lo quieres reconocer tampoco. Los sentimientos se desbordan y arremetes contra mí, son celos, imposibles de controlar. Yo he estado celosa tantas veces, créeme... sé lo que se siente, y sé lo que se hace.
Lo he pensado mucho, y aunque hay veces en las que me entran las dudas, creo que me mantengo fuerte en mi posición. Esto iba a acabar tarde o temprano, tú no me ibas a querer siempre, y yo pensaría en alguien más.
Sabes? has sido para mí como un ángel. Se me cayó el mundo por completo y vivía entre los escombros tratando de sobrevivir. Nunca olvidaré la tarde que te conocí en el viena, consolándome mientras lloraba y asegurándome que todo iba a pasar y que era normal, necesitaba esa confianza de saber que todo iba a mejorar. Gracias.
Te llevaré siempre conmigo, aunque no te hable nunca más.
jueves, 12 de julio de 2018
Es la hora

Es la hora de marcharme. Me llevo muchas cosas, unas cuantas lecciones, aprendizajes varios, y me siento mucho más madura, aun siendo igual de sensible que siempre. He mojado sábanas, de lágrimas y de flujos. He amado, odiado, vengado, compartido, soñado, reído, sufrido y todo todo todo, lo he llevado lo más dignamente posible que he sabido.
Es hora de recoger mis maletas, de decidir lo que me llevo y lo que dejo, de tomar decisiones, y de cerrar todo este gran capítulo de mi vida. No por despecho o por ira o por ceguera, simplemente porque es el momento, y así lo siento. -
Daría gracias por las enseñanzas recibidas, pero muchas han sido a costa de cosas que no he merecido, y no puedo agradecer a una injusticia, por mucho que me haya enseñado o por mucho que hubiera aprendido.
Respecto a lo de perdonar, de veras que lo he intentado pero no puedo. Para empezar tampoco nadie me ha pedido perdón. y para acabar, hay cosas que no se pueden perdonar, y todo este tiempo he estado aprendiendo a llevarlo y cargaré con ello toda mi vida. Pero así son las cosas, y así las he contado.
Por lo demás, es hora de marcharme. Ahora, ya, sí, que estoy segura. El día de mañana quien sabe si me arrepienta.
sábado, 23 de junio de 2018
Arrepentimiento
El arrepentimiento es un sentimiento duro también. Uno se acuerda en una noche como la de hoy, de San Juan, de las celebraciones de otros años. Y hemos sentido nostalgia los tres, tanto yo, como mis dos hijos. Hemos recordado aquella noche de San Juan en que él nos llevó a descubrir y disfrutar del mundo de la pirotecnia. Los niños aún lo recuerdan, y hoy me han preguntado si me acordaba yo también, y se lo han contado a toda mi familia mientras cenábamos. El otro día, mientras cambiabamos los armarios de la ropa de invierno a la de verano, salieron los dos gorros que él les regaló para ir a la nieve. Escuché como entre ellos hablaban... ¿Juan tú hechas de menos al amigo de la mama? Si Blanca.. y se callaron los dos, nostálgicos.
Me arrepiento mucho. Me arrepiento de no haber pasado más noches de San Juan junto a él. Me arrepiento de no poder acostar nunca más a los niños e irnos a comernos, a besos y a todo, al dormitorio. Me arrepiento de no dormir en su pecho nunca más, ni de reirnos juntos en la cama mientras veíamos cualquier cosa por la tele.
Me arrepiento de todo. Pero sé que no puedo hacer nada, que las cosas sucedieron como sucedieron y que fui tonta, y gilipollas, y que no hay marcha atrás. Es un arrepentimiento nostálgico, pero consecuente con lo que hice.Y no sé cuantas noches más de San Juan me arrepentiré de dejarlo, pero estoy convencida, de que él ya sabía que ésto pasaría. Ésta vez, me ganó él en madurez, porque maduro era un rato, y guapo también, y de momento, y mira que ya he tenido unos cuantos amantes... sigue ocupando mi número uno de los mejores. Como con él, no fue ninguno. Cómo no me iba arrepentir.
jueves, 10 de mayo de 2018
Ama mucho
Llevo unos días acordándome otra vez de ti. Supongo que estoy sola y me siento sola, así que me aferro al recuerdo de quien me enamoré para idealizarlo y poder tirar para adelante. He chafardeado. No sé porqué lo hago, porque me duele tanto tantas veces todo lo que veo que no dejo de ser masoquista.
Muchas veces pienso que nos entendemos. Aunque no hablemos, aunque haya pasado tanto tiempo y tantas cosas... nos entendemos sin hablar, sin vernos. Establecemos una especie de conexión y siento como estás en ese momento, lo intuyo. A veces me pregunto si a ti también te pasa o si sólo son paranoias mías.
He entendido algunas cosas. He entendido porque no cuadrábamos y porque siempre estábamos igual. He entendido que me hacías sentir rechazada. Bueno, tú no querías echar raíces y en cierta manera me sometías a un juego de ir y venir que no encajé nada bien. El rechazo me producía aislarme en mí misma. Me quedé encerrada.
Me gustaría tanto hablar otra vez contigo, sólo un hola como te va, saber tu opinión, en cierta manera la edad de más se nota y a veces tengo la sensación que voy tras tus pasos sin darme cuenta. Quizás sea por una extraña razón, quizás nos hemos cruzado por algo. Quizás era inevitable.
Después de tanto tiempo, te sigo viendo y te sigo comprendiendo. Has pasado a ser casi como un hijo al que su madre adivina su malestar y conoce sus puntos flacos. Y aún así, lo quiere.
Amar es una bendición. No ames a cualquiera... pero ama mucho, si me permites el consejo.
Te quiere,
Lázaro.
Muchas veces pienso que nos entendemos. Aunque no hablemos, aunque haya pasado tanto tiempo y tantas cosas... nos entendemos sin hablar, sin vernos. Establecemos una especie de conexión y siento como estás en ese momento, lo intuyo. A veces me pregunto si a ti también te pasa o si sólo son paranoias mías.
He entendido algunas cosas. He entendido porque no cuadrábamos y porque siempre estábamos igual. He entendido que me hacías sentir rechazada. Bueno, tú no querías echar raíces y en cierta manera me sometías a un juego de ir y venir que no encajé nada bien. El rechazo me producía aislarme en mí misma. Me quedé encerrada.
Me gustaría tanto hablar otra vez contigo, sólo un hola como te va, saber tu opinión, en cierta manera la edad de más se nota y a veces tengo la sensación que voy tras tus pasos sin darme cuenta. Quizás sea por una extraña razón, quizás nos hemos cruzado por algo. Quizás era inevitable.
Después de tanto tiempo, te sigo viendo y te sigo comprendiendo. Has pasado a ser casi como un hijo al que su madre adivina su malestar y conoce sus puntos flacos. Y aún así, lo quiere.
Amar es una bendición. No ames a cualquiera... pero ama mucho, si me permites el consejo.
Te quiere,
Lázaro.
sábado, 24 de marzo de 2018
Sobre las segundas oportunidades
Uno de los rasgos que define mi personalidad es que soy bastante ingenua, inocente quizás. Un novio que tuve me dijo que lo que me hacía falta era "calle". Y creo que tenía razón, porque siempre estaba metida en casa leyendo o cosiendo. Me pasaba los veranos enteros sin poner un pie en la playa. En esta inocencia que no maduré nunca, siempre pensé que la gente es buena por naturaleza. Defendía el derecho a rectificar, la empatía de que todos podemos equivocarnos, y la fuerte esperanza de que las personas podían mejorar. En mi bandera me sentía orgullosa y fuerte de ser capaz de dar segundas oportunidades... Pero las personas realmente cambian?
A mi edad y en estas últimas andanzas que me han tocado vivir, he dado muchas segundas oportunidades. Incluso a quien no se las merecía. He dado el derecho a rectificar, a mejorar, he creído en la bondad de las personas y he apoyado las superaciones personales. Sin embargo, he pagado un precio muy alto.
No soy María Teresa de Calcuta. Y este bien preciado, inocente, que llevo dentro, no es digno de cualquiera. Cómo discierno entre los que merecen segundas oportunidades o no. Quién lo vale. Las personas cambian?
Me protejo a cal y dientes. Una sola vez de hacerme daño, y automáticamente me producen repulsión y ya no se puede hacer nada. Pero él... él es otra historia. No tira la toalla. Roza lo obsesivo. He dado muchas segundas oportunidades a quienes no la merecían... y a él, que quizás si que lo merezca, se me coge una pinza en el estómago y soy incapaz de reaccionar ni de hacer nada. Me quedo paralizada esperando que, simplemente, pase el tiempo.
Y me quiere y me echa de menos.
Y yo, paralizada.
Y tengo miedo.
domingo, 14 de enero de 2018
La magia está aquí

Tengo una gran noticia. Hay solución y va a haber curación, quieras tú o no. He preguntado esta mañana si te vas a curar algún día. Y es afirmativo. Sin embargo va a ser costoso, supongo que ya lo es para tí. Tú también lo sientes y lo sabes en el fondo. Todos nos merecemos renacer en algún momento de la vida.
Y aún sorprendida por los últimos acontecimientos. me siento muy orgullosa de mí.Me estoy enamorando, si es que no lo estoy ya. Él es fuerte, independiente, libre, como me gustan a mí, pero no sólo eso, sino que tiene la capacidad de apaciguar mis aires. No creas que es algo fácil, la mayoría no pueden. Pero él sí. En cuanto exhalo los vapores del aire de mi alma, él con sus manos los contiene y los para, y ellos solos se meten otra vez dentro. Para mí es como un truco de magia. Y sin embargo no me contiene entera, cuando el aire no es viento, tira de él para que salga y juega con él con los dedos para acariciarlos y besarlos antes de que me vulevan hacia dentro. Nunca antes había sentido esto. Nunca nadie antes me lo había hecho. Y yo me enamoro.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)