jueves, 10 de mayo de 2018

Ama mucho

Llevo unos días acordándome otra vez de ti. Supongo que estoy sola y me siento sola, así que me aferro al recuerdo de quien me enamoré para idealizarlo y poder tirar para adelante. He chafardeado. No sé porqué lo hago, porque me duele tanto tantas veces todo lo que veo que no dejo de ser masoquista.

Muchas veces pienso que nos entendemos. Aunque no hablemos, aunque haya pasado tanto tiempo y tantas cosas... nos entendemos sin hablar, sin vernos. Establecemos una especie de conexión y siento como estás en ese momento, lo intuyo. A veces me pregunto si a ti también te pasa o si sólo son paranoias mías.

He entendido algunas cosas. He entendido porque no cuadrábamos y porque siempre estábamos igual. He entendido que me hacías sentir rechazada. Bueno, tú no querías echar raíces y en cierta manera me sometías a un juego de ir y venir que no encajé nada bien. El rechazo me producía aislarme en mí misma. Me quedé encerrada.

Me gustaría tanto hablar otra vez contigo, sólo un hola como te va, saber tu opinión, en cierta manera la edad de más se nota y a veces tengo la sensación que voy tras tus pasos sin darme cuenta. Quizás sea por una extraña razón, quizás nos hemos cruzado por algo. Quizás era inevitable.

Después de tanto tiempo, te sigo viendo y te sigo comprendiendo. Has pasado a ser casi como un hijo al que su madre adivina su malestar y conoce sus puntos flacos. Y aún así, lo quiere.

Amar es una bendición. No ames a cualquiera... pero ama mucho, si me permites el consejo.

Te quiere,

Lázaro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario