miércoles, 6 de julio de 2016

Un tranvía llamado deseo



Y yo no sé si es que estoy borracha, o si han sido los canutos, o las risas de la noche. El caso es que me gustaría que vinieras a arreglarme el ordenador. El ordenador, y todos los días de mi vida.
Me siento sexy. Y te deseo. Más que a nadie. Te deseo encima, debajo, delante, detrás, de costado y de todas las maneras posibles que se te ocurran. Te deseo aquí, y ahora y siempre. Te deseo en este mareo. Te deseo tanto como para dejarme llevar. No sé si te quiero, pero te deseo, en este instante. Te deseo en la cocina, y en la mesa del comedor, y frente al espejo, y en la habitación, y en el balcón, y deseo que te derrames entero en mi alma, y que la absorbas. Te hecho de menos ahora, con este mareo. Es ya, cuando me haces más falta.
Dicen que los borrachos nunca mienten.
Arréglame el ordenador.
Y de paso, la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario