viernes, 29 de enero de 2016

La llorona




Tengo los ojos hinchados de llorar. Ya no sé si lloro por ti, o por mí, o por los dos, o por las desgracias de la humanidad. El tapaojeras lo ha arreglado un poco, pero me miro al espejo, y aún tengo los ojos rojos, y los párpados inflados. No lo voy a poder ocultar, y se va a dar cuenta.

No me siento sola. Estoy agusto en mi casita, con mis niños. Hago lo que quiero cuando me viene en gana, y eso me hace feliz muchas veces. Lo que tengo, no es nada de eso. Es una presión en el estómago. Siento como si mi carne hubiera sido arrancada, siento el vacío de lo que falta. Quizás es por esta sensación, por lo que se dice eso de que "me completas".

Me autoconvenzo muchas veces. Pienso en que ésta es mi cruz.. "Qué cada uno cargue su cruz, y la lleve conmigo". Y eso hago señor, te lo juro. Te juro que no ha pasado ni un solo día en que piense que no lo hago. La cargo sin quejarme. Y me he caído ya 3 veces. Sólo me queda clavarla en el montesanto y que empiece esta agonía.

Vuelvo a llorar. Se me va a correr el rimel. Se va a notar. Y se va a dar cuenta. Mierda.

No vas a volver. La vuelta esperada sólo está en mi pensamiento. Me autoengaño porque estoy enamorada, y porque no quiero perderte. Porque no quiero cerrar la puerta del todo. Por todo este dolor. Y por la pérdida.

El trozo de mí, cortado y desgarrado, es lo que me produce este dolor. Me temo que si no te mueres, voy a tener que matarme yo.

Y al final acabo con estos ojos hinchados y rojos.

Y ya está al llegar... y se va a dar cuenta.

Que sea lo que Dios quiera.

jueves, 28 de enero de 2016

A morir o matar





Está claro que nadie me va regalar nada,
está claro.
Maldigo que todo sea tan costoso.
Maldigo que todo lo que tenga o pueda tener,
sea a costa de mi sudor,
de mi insomnio,
y de mis lágrimas.
Maldigo que todo me salga siempre tan caro.

Por qué las cosas no pueden ser sencillas,
y ya está.
Por qué las cosas no son porque son,
y ya está.
Por qué siempre,
todo es complicado.
Por qué tengo que preparar las cruzadas.
Por qué me obligan a luchar
y a tener que continuar luchando.

A veces me canso de batir una batalla más.
Una vez más otra guerra,
a morir
o a matar.

lunes, 25 de enero de 2016

El arreglo




- Mira qué vídeo me ha enviado mi padre. Es de un cura que habla de la diferencia entre hombres y mujeres. Según él, los hombres están divididos en cajones. Cada cajón pertenece a una cosa diferente. Y según él, las mujeres son un amasaijo de cables que se electrocutan entre sí.

- Me parece un poco machista tu padre.

- Bueno, en la separación lo pasó mal y acabó odiando a las mujeres.

- Vaya. Al final todos somos piezas rotas. El mundo entero está lleno de piezas rotas que vagan en la tristeza de haberse roto.

- No. Las piezas rotas se arreglan. Sino, mi trabajo no tendría sentido.

jueves, 21 de enero de 2016

Penita mía



Me he vuelto a sentar en el sofá, con la capucha puesta. Parezco la muerte. Esta noche tengo otra vez a mi pena. Me acompaña para que no esté sola. Me abraza y  me arropa. Me apetece llevarla conmigo y acurrucarla en mi cama esta noche. Se ha convertido en mi peluche preferido. Mi pena es todo lo que tengo. Y es todo lo que quiero ahora. Es lo que me apetece. Y es lo que necesito. Se introduce dentro de mi, y ya no sé si es dentro de mi cuerpo, o dentro de mi alma, pero se cuela dentro, muy dentro. Me sobrecoge, me hace un ovillo, la siento. La reacción son dos enormes gotas que poco a poco ruedan por mi rostro. Podré sonreír de nuevo? Ahora mismo, no quiero.
Allá se quedó la chica alegre. Allá se quedaron mis sueños, mis ilusiones, mis ganas de vivir. Esa chica murió. Y lanzando un manto al suelo, a modo de capote negro, lo he tirado todo. Quizás algún día quiera volver a cogerlo. Pero hoy no. Hoy estoy con mi pena, penita, pena, que me corre por las venas, con la fuerza de un ciclón.
He malgastado mucho tiempo en encontrar pareja. Ninguno me ha querido. Ninguno me ha tratado como debía. Me he sentido maltratada, humillada, vejada, por hombres que no se quieren ni a ellos mismos. Y he perdido el tiempo. El amor como el primero, no vuelve. No existe más que en aquel tiempo de adolescente. Y no hay más. Es perder el tiempo. En su día tuve mi oportunidad. Y me dejé caer en los brazos equivocados. Mala suerte. Ahora toca asumir la condena de que no lo voy a vivir, de que no es para mí, y de que nunca me va a quedar París.

Y no me importa.
Siempre estoy sola.
Cuando he querido estar acompañada me han maltratado.
Así que no quiero compañía.
Y que sola no estoy,
tengo esta pena mía
que la abrazo,
y me hace agua,
agua salada
agua de mar.
El agua de una playa desierta,
y de unas palmeras,
y de una paz.
El agua bendita que escuece mis heridas,
que me las calma,
y me ayuda a cicatrizar.

Mar y cielo,
llevad mis restos
a una isla desierta...

Desierta no,
que sea siempre
con esta penita pena.

lunes, 18 de enero de 2016

Nacida del hielo




Un día, se formó el abismo. Y todo ocurrió en un día, y todo ocurrió en un día normal. En uno de esos días que son como el día de la marmota. Ya sabes, de esos días en los que suena el despertador, y lo paras. Y de los que vuelve a sonar, y lo paras. Y de los que vuelve a sonar, y maldices no ser rico y te levantas con legañas y el pelo enredado. Así salí yo por la puerta de la habitación ese día, cuando me percaté de que el suelo del salón dejó de ser suelo, para convertirse en un enorme precipicio.

La reacción que tuve fue la de dar varios pasos apresurados hacia atrás, mientras un enorme gesto de sorpresa desencajaba mi rostro.

El precipicio formaba un gran ventanal, desde el cual, se veían las montañas. Y eran unas montañas tan escarpadas, que bien podrían haber sido el Everst y la cordillera del Himalaya. Todas nevadas, con nubes en los picos, y sin rastro alguno de seres vivos.

Un viento helado ascendía del precipicio. Me daba en la cara, obnubilaba mi conciencia, y me enfriaba el rostro.
Así, sin apenas darme cuenta, mis pies quedaron suspendidos. Se colocaron al borde del abismo, mitad apoyados en el suelo de mi salón, mitad perdidos en el abismo. Un leve un balanceo de los pies, hacia adelante y hacia atrás, me produjo vértigo.
Mi cuerpo, quedó así mecido, constituyendo un péndulo, cuyo movimiento oscilante lo helaba de frío cada vez que se aproximaba a las cumbres nevadas.
Poco a poco, el frío fue calando. Primero, caló la piel semidesnuda. Luego, caló a los órganos más internos.
El balanceo cada vez era más pronunciado. Mi oscilación aumentaba, y lo hacía hasta tal punto, que ya mis pies, apenas tocaban el suelo. Y fue aquí, en este punto, donde el frío, empezó a calar los huesos. Y la congelación ósea produjo dolor. Mucho dolor. Y el dolor siempre trae lágrimas. Y este dolor, así, atrajo al agua. Y el agua, se congeló. Y de esta manera tan tonta, el hielo cubrió mi cuerpo.
Oh! quedé preciosa en mi envoltura de cristal. El sol salía, siempre por el este. Aparecía de entre las montañas y los primeros rayos reflejaron el brillo de mi envoltura helada  Era algo así como una estrella, o más aún, era el reflejo del sol, que me miraba con todo su esplendor.
Este péndulo brillante, vino a ser un material inflexible. Brillante pero frágil, muy frágil. Hermoso pero pesado, muy pesado. Todas las capas de hielo que se había acumulado con la glaciación del llanto, el frío y el balanceo de mis pies, fueron capas tan pesadas, que en un ir y venir, la gravedad venció el peso. Y los pies soltaron del todo el suelo. Y me precipité al vacío, como si de un cometa fugaz se tratara.
La masa helada cayó en la nieve. No era nieve dura, ni muy blanda. Era polvo-nieve. El sol dejó de reflejarse en el hielo, y el péndulo, quedó quebrado, opaco, con daños exteriores, y arañado.
Y yo, con la boca aún abierta por la sorpresa, detrás de todas esas capas de hielo, empecé a sangrar. Y sangré y sangré y sangré, y lo hice durante días.... el gran lucero del alba, fue a transformarse en una gran gota púrpura. Como un zafiro rojo envuelto en diamante. Diamante.... duro, muy duro para cualquiera.  Tan duro, que nadie lo podía rasgar, por mucho ahínco que pusieran en sacar la esencia roja que guardaba.
De repente, surgió un boom boom. Era apenas inaudible. Y era apenas inaudito. Sólo un pequeño tamborileo, que movió a la sangre acumulada. Y a este primer boom boom, siguieron otros booms booms cada vez más consistentes. La sangre, empezó a circular y a coger velocidad. El diamante era un gran velódromo rojo. Y este movimiento generado, desprendió calor.
Allá en la colina, encima de la nieve en polvo, un diamante rojo empezó a exhalar vapor. Dejó de brillar, y dejó de deslumbrar. El grosor iba disminuyendo a medida que la sangre, iba corriendo, y calentaba al hielo. Al final, quedó una simple coraza que perdía grosor en cada boom boom que retumbaba en aquellas colinas gigantescas. 
La coraza... se fue en agua. Y sólo quedé yo, desnuda, tumbada en la nieve, roja de sangre, y tiritando.
Me puse de pie. La sangre que me cubría, me dió calor. Y nací, como nacen las personas. Inseguras, ingenuas, y medio bobas.

Intenté ser fría,
pero mi corazón no se congela.
Cuando creía que iba a volverme buena,
mi odio aumentó.
No, yo no podía ser buena,
eso significaba ser débil,
y el dolor....
no, yo debía ser mala.

Intenté ser fría,
pero mi corazón no se congela.
Lo siento latir.
Siento algo caliente en mi pecho,
que derrite mi corteza de hielo.

Inenté ser fría,
pero mi corazón no se congela.

Intenté ser fría,
sólo que mi corazón,
pelea.

sábado, 16 de enero de 2016

Héroes y villanos



Si por mirarte mal me vas a matar,
agoniza que te vea.
Acerco mis labios a tu boca abierta,
sedienta de paz y guerra.
Apenas notas mi aliento,
pero mi presencia te eriza la piel.
¿Héroe o villano?
Tienes las dos caras de la moneda.
Y las muestras cuando quieres.
Ser héroe,
yo te protejo, 
yo te cuido,
conmigo estarás a salvo.
Ser villano,
yo te estrangulo,
yo te rompo las bragas,
yo olvido todo.
A cada golpe de piano el latido cambia de frecuencia,
y las máscaras se van poniendo y quitando en un baile
que ya es tan apresurado que se confunde la una con la otra.
Mi héroe y mi villano.

Si se te ocurre hacerme otra visita,
que sepas que te voy a amarodiar.
Te arrancaré la piel para hacerme un bolso,
y sacudiré al deseo, 
fuerte, 
atizando con el cinturón.
Y sólo cuando acabe,
lameré las heridas,
como buena felina.
Para darte el beso más tierno,
ese que no vas a poder olivdar,
en tu vida.
Tu heroína y tu villana.

Así somos los dos,
y así lo hemos contado.
 
 


jueves, 14 de enero de 2016

La única razón del amor, es el amor









El día de hoy ha amanecido templado.
El amanecer, como siempre,
precioso desde mi balcón.
Es el regalo de cada mañana,
son los colores,
los que acompañan al café 
y a las legañas.

El día durillo, 
pero no me quejo.
Otros habrán peores que yo,
seguro.
Además, he recibido halagos.
Mi trabajo lo desempeño a la perfección.
Yo ya lo sabía,
pero ellos no, 
y están contentos.
Me advierten que en más o menos un año,
pego el salto.
Espero que no sea al vacío.
Tengo tantas ilusiones puestas en este proyecto...
tantas ganas de innovar,
de sorprender,
de hacer algo totalmente nuevo...
Me dejarán hacerlo?

Y con todo lo hermoso que me está pasando,
te añoro.
Siempre eché de menos hablar más contigo.
A menudo callabas.
No eras de compartir,
sino más bien de guardar.

Qué diferentes hemos sido.

Y todavía,
me pregunto porque te quiero.
Es que no lo logro entender.

Dicen que la razón del amor, es el amor.
Y creo que debe ser así,
porque razones no encuentro.

Pienso en si es atracción,
en si es admiración.
Pienso en si es obsesión,
o un pensamiento de posesión,
o una falta de autoestima,
o en la droga de mi cerebro.

Y saber que la añoranza de ese beso,
no va a detener el momento, 
la partida.
 
La única razón del amor, es el amor. 

Y no se puede luchar contra eso.


 
 



 
 

domingo, 10 de enero de 2016

El pulso de un pincel que late



Pocas veces estoy en silencio. Creo que nunca. El silencio produce el ruido de mi mente. Y sólo con ruido, callo el pensamiento. Si vivir o morir, si morir o matar, si matar o ignorar, si ignorar o odiar, si odiar o besar, si besar o morir, si morir o vivir.... y así hasta el infinito y más allá.
Y pensar en todo lo que pienso.
Y pensar en mi ego.
Y pensar en lo egoísta que soy.
Y pensar en todos los que no tienen nada!
Y pensar que no valoro lo que tengo.
Y valorar todo lo que no tengo..
Y pensar que no tengo remedio.

En mi mundo, la preocupación es mi ego,
mi ombligo.
Y nunca he pretendido ser el ombligo del mundo.
Ego! deja mi piel y vete,
te he arrancado ya muchas veces,
y eres tierno,
pero cobarde.
Salgo de ti,
que otros mares me gritan,
con tiros que me alcanzan.
Me sacuden,
me paran,
y me miran a la cara.

Dejarme la piel,
ya es poco.
Me piden mis emociones,
mi corazón.
Me susurran cómo tiene que ser el trazo,
cómo hay que retratar los recuerdos,
como escribir las notas,
si necesito luz,
o oscuridad
para esa zona.

Me gritan que despierte de mi ceguera,
y que no más! faro de ciego.

Mi obra empieza,
si es que no empezó ya
anteriormente,
en algún momento.
Continua,
se amolda,
se transforma.
Vive, crece, se multiplica y cambia,
oh dios! todo lo cambia,
y a un ritmo tan vertiginoso
que lo que soy hoy no se parece en nada!
a lo que voy a ser mañana.

Y un poco de felicidad se me cuela dentro,
no noto la presión
ni la mano que impedía el trazo.
Mi muñeca de pronto,
se siente ligera,
y en mis dedos hay un latido constante,
apenas es un cosquilleo,
de un pincel que late mi sangre,
y que me pinta dentro...
pero muy dentro...

muy mar adentro.



jueves, 7 de enero de 2016

Todo se desmorona



Todo se desmorona.
Mi casa entera se está cayendo a pedazos.
Los escombros están levantando polvo.
Y yo sólo quiero morime enterrada aquí.
No quiero ir a trabajar.
No quiero estar con mis hijos.
no quiero salir fuera.
Quiero morirme,
quiero morirme aquí,
quiero morirme entre mis escombros,
y dejar de sufrir,
y descansar en paz al fin.

martes, 5 de enero de 2016

Todo



Te quiero un día como princesa
y otro como puta.

Quiero follarte un día con un vestido,
y otro día arrancarte las bragas.

Un día quiero abrazarte fuerte y besar cada centimetro de tu cuerpo,
y otro día quiero cogerte del pelo y arrodillarte. 

Quiero hacerte el amor un día,
y otro, 
follarte.