miércoles, 14 de septiembre de 2016

Atenea derrumbada





Hace frío. Recorro la casa de un lado a otro para ver si así entro en calor, pero hace frío, mucho frío. Un frío que me está congelando las manos y los pies. Hace frío, pero mucho frío. Doy vueltas por el piso, y más vueltas. El calor no aparece por ningún lado. De repente topo con la cama. Me meto y me tapo con la colcha. Hace frío, mucho frío. Me tapo la cabeza. Ahora además está todo oscuro. En la oscuridad paso bastante bien desapercibida con mi traje negro camuflaje. Me fundo en ella. Me convierto en la oscuridad que acecha, que envuelve, que sobrecoge, que chupa. La luz de un relámpago descubre mi cara por segundos. El trueno no sé si viene de fuera o de mi lecho. La oscuridad me hace suya, y el frío, poco a poco, para. Soy consciente de cada célula de mi cuerpo. de mis labios carnosos y secos, de mi piel, erizada, de mi sangre bombeando por todos los rincones de mi cuerpo.  No soy más que eso. Atenea derribada. Reina destronada. Cenicienta sin hada. Papel sin lápiz. Belleza sin deseo. Esponja del dolor ajeno. Muñeca rota. Sirena varada. Pena de mí. Triste de mi. Pobre de mí.

Poco a poco, la oscuridad se hace penumbra. Me suelta, y se vuelve a dibujar, bajo las sábanas, mi silueta. Rompo a llorar. Gracias a dios en mi mesita siempre tengo pañuelos y pastillas para dormir. Lloro y pido mi deseo, otra vez, por si alguien me escucha cada noche. Quiero ser feliz, quiero ser feliz, quiero ser feliz, quiero ser feliz, quiero ser feliz, quiero ser feliz, quiero ser feliz, quiero ser feliz, quiero ser feliz, quiero ser feliz, quiero ser feliz, quiero ser feliz, quiero ser feliz, quiero ser feliz, y con mis hijos y mi casita y mi trabajo, quiero ser feliz. Y ser feliz porque sí, sólo por serlo.

Júpiter me dice que tenga paciencia. Mercurio me incita a una buena gestión.  Venus está conmigo. Saturno y Urano aún no aparecen. Marte no se pronuncia. Y a Plutón le coge todo muy lejos ya.

Después del llanto, viene el sueño, y el ruido de los aviones que pasan con gente, rumbo a cualquier destino. Rumbo a una playa. A una isla desierta. A un mar y a un cielo, que los protegerá.

Apenas he empezado la batalla y me rindo. Me da miedo enfrentarme al gran malo malísimo. Después de tantos años aún le tengo miedo. Me aterra no sabes cuanto. Y me siento tan niña y tan desprotegida frente a él como el primer día que me gritó en la calle. Siento temor y lloro. Y pido a dios, si es que realemnte existe y me escucha, que me de valor y coraje para hacerle frente y dar una mejor vida a mis hijos y a mí. Es el mal que tengo que erradicar. Ése es el mal que tengo, es él el que nos hace mal. Y sufrimos mucho los tres. Atenea no te derrumbes. Coge el arco y la flecha, y dispara. Sé implacable y no tiembles por nada. Le quitaste el poder sobre ti, recuerdas? Vístete de negro, disfrázate si así te sientes más segura, y sé implacable. Todo va a depender de esto. Mi vida, nuestra vida, la vida va en ello. Adelante atenea, empieza a verter las lágrimas del cántaro sobre la balanza de la justicia, y deja que se derrame la sangre sobre los cuernos del carnero.


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