Cuando era jóven, mucho más jóven que ahora, mi lema solía ser, vive y deja vivir.
Hasta hace bien poco, todos y todo me parecía humano. Muy humano. Siempre concediendo el beneficio de la duda, siempre disculpando las malas conductas. Siempre dando a los demás amor en mi utopía de felicidad.
Pero la gente no cambia. Y quien es malo, es malo de verdad. No hay disculpas que valgan. No hay humanidad.
Así que si voy a morir, que sea con tu miembro entre mis piernas. Siéntate, que yo bailo encima. Déjame que me llene de ti, entera. Y ése será nuestro sitio. Y ése será nuestro hogar. No hay más.
Muerta la gata, se derrama esta vez dentro. Dentro, muy dentro. Y es en este punto dónde no hay exitencia. Dónde no existen los demás, dónde no hay nada. No hay tiempo. No hay espacio. No hay ser ni estar.
Y es encima tuyo dónde conecto con los millones de años de historia de la humanidad. Y ya no hay caras ni cuerpos. Sólo veo almas que pasan y se escurren, que se disipan en algún sitio para dejar pasar a otras en una danza sin ensayo, pero que está completamente equilibrada.
Sigo siendo jóven, pero mi lema ha cambiado. Mi cuerpo se murió en algún sitio y he resucitado con otro apartentemente igual, pero que no es el mismo, y en otra parte diferente. En medio de esta teletransportación he visto las sombras, me ha castigado el diablo, me ha maltratado el invierno, y me he enfermado.
Y espero el regreso de la embestida, que conecte todo de nuevo. Pero que esta vez no voy a consentir que me despiste con sus inseguridades. Me va a dejar entrar en trance, pero sin presionarme ni atarme. Que si quiere morir, que muera... Oh me encantaría darle caza. Primero quedarme quieta, y observar la presa. Acorralar el cuerpo. Asaltárle como pantera que soy, y tomar a la embestida, y no a cualquiera, sólo a la que conecta mi amor con su muerte. Con un coro de almas fugaces, que bailan y danzan y se van rápido, porque no van a querer mirar, esta gran atrocidad.
Vive tú, vivo yo,
y dejemos morir.
El lema es vive,
y deja morir.
O si lo prefieres,
muere tú,
y dame la vida con tu final,
que así resucito,
y te amo yo.
Como gata salvaje,
que bien puede conectar,
el amor y la muerte,
dentro de su propiedad.