lunes, 10 de octubre de 2016

Mi vida en blanco



Una nube de letras se lo ha llevado todo. Como un borrador de tinta imantado.
Y luego... todo en blanco. Una imagen blanca, una pared, una habitación, una casa, una vida en blanco. Y al lienzo blanco de mi vida, antes de poner o adornar nada con nada, le pongo de subtitulo un pensamiento... Raquel, piensa en tus hijos. Y me lo repito, mentalmente, antes de dar cualquier paso. Antes de cualquier acción. Siempre aparecen ellos por delante y me digo, Raquel, piensa en tus hijos. Creo que yo paso a la historia. Me doy igual con tal de que ellos estén bien. Raquel, piensa en tus hijos. Y muévete. Y levántate y anda.
Hoy he estado tan arropada. Cuando estamos todos juntos y soy tan feliz, me doy cuenta de cuanto los echo de menos, a todos. A mi madre, a mi padre, a mis hermanos, a mis cuñadas, a mis sobrinos, a mis hijos. Los quiero tanto. Y tanto es tanto. Tan profundamente, que daría mi vida por el bienestar de cualquiera de ellos. Es la familia. Es mi familia. Y me arropan y siempre están conmigo adonde quiera que vaya. Joder como puedo querer tanto. Amo, los amo, me amo. Soy como una bola de fuego, como un sol gigante deprendiendo mi corazón por la luz que emana. Me nutren, me hacen brillar, me hacen reír, y me hacen ser mejor persona.
Los quiero tanto, pero tanto.

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