jueves, 27 de octubre de 2016
Teoría clásica de la ocupación de los receptores
Los tejidos están inundados de receptores, que son específicos para sus ligandos correspondientes. Es curioso que en algunos casos, sólo con un 10%, o incluso un 4 % de ocupación de los receptores por parte del ligando, ya se produzca una activación suficiente para obtener una respuesta máxima. Me resulta curioso porque, para qué se necesitan el 90% de los receptores restantes? Constituyen unos receptores de reserva inútiles. Es como un desperdicio biológico. Y el cuerpo humano no está mal diseñado. Si están es por algo, pero no le encuentro respuesta, y las teorías que busco al respecto tampoco ofrecen una perspectiva válida. Evidentemente, como farmacóloga, esto es una mina de oro. Podemos usar ligandos que aún teniendo menos afinidad por el receptor, den como resultado una respuesta óptima.
Pero si esto es así, si hay receptores de reserva, es por algún motivo que desconocemos. El desconocimiento puede llevar a efectos indeseables con la administración de ligandos exógenos. Nunca se sabe cómo equilibrar la balanza. Si compensa en beneficio riesgo, o no.
Por otra parte, hay receptores que ya presentan un cierto nivel de activación, bajo, sin respuesta, pero que están activados de manera fisiológica. Coexisten las dos formas, R incativo y R* activado, de manera que se consigue un equilibrio perfecto de manera natural en el organismo. Así, un ligando puede tener afinidad, en mayor o menor grado, por R*, produciéndose así la respuesta, son los agonistas. O pueden mostrar afinidad por R, de manera que el equilibrio se decanta hacia la forma inactiva, dando lugar a los agonistas inversos.
Hasta ahora, la fórmula que rige la afinidad receptor-ligando viene determinada por la ley de masas. Pero parte de la base de que todos los receptores son R.
Si, como estudios están demostrando, coexisten R y R* en equilibrio, la fórmula necesita ser modificada.
Y me da por pensar, si en toda materia y en todos los estados hay dos maneras, o tres, o mil, o un millón de superposiciones diferentes que cohabitan en alguna especie de equilibrio. Somos moléculas, somos átomos. Toda la materia está formada por átomos. Las relaciones moleculares entre los ligandos y los receptores dependen del estado que usen para establecer la unión. Y sorpresa, otra vez aparece la físico-química de lo pequeño, otra vez, la cuántica.
Y ya, divagando, sin hacerle caso a los apuntes o esquemas, me da por soñar. Soñar en la superposición de estados, en las relaciones fantasmagóricas entre las partículas, en que nosotros somos parte de todo esto, porque también estamos constituidos de partículas, como tú, como yo, como mi casa, como el cielo, como el universo. Y creo que todo es lo mismo, que todo adopta la misma forma egocentrista, como lo es un átomo, como lo es el sistema solar. Como lo son las personalidades. Hay un punto en que se mezcla todo. Un punto en que todo es lo mismo.
La farmacodinámica avanzará de la mano de la física, pero primero tiene que avanzar ésta última, un poco más.
lunes, 24 de octubre de 2016
Ya viene
Esta semana voy a ver algo que no me va a gustar. Lo voy a ver a través de las redes sociales. Aún no sé por donde me va a venir, pero ya lo siento. Tengo que estar preparada.
Estoy bien. Tengo mi familia, mi casa, no me hace falta dinero. Me siento arropada y rodeada de gente que me quiere mucho, tanto, que yo misma me sorprendo de lo ilimitado y gratuito que es. Sin embargo, me va a doler. Muchas noches salgo al balcón, como hoy. Había niebla. No se veía la sombra de las montañas esta noche. Y pienso y me pregunto. Qué me duele. Dónde. Ojalá pudiera meterme dentro de mí, entre los pulmones, las vísceras, las arterias y el corazón. Ver y descubrir el dolor. Ponerme a repararlo. Porque me temo, que el daño que voy a sufrir esta semana, no será más que un reflejo del dolor que llevo dentro. Y no voy a poder evitarlo, pero quizás me enseñe cuál es el dolor.
Mis hijos ya están dormidos. Yo caigo ya también. Apenas puedo escribir. Va a pasar algo malo. Voy a sentir dolor. Quizás esta noche el sueño sea más clarividente y me pueda desvelar más detallles.
Me estoy preparando para el impacto. Ya viene.
miércoles, 19 de octubre de 2016
Una rosa más
Escribir de qué.
De lo vacía que me siento.
De cómo me mata cada beso.
De que si tuviera más tiempo
iba a escribir diario de una ninfómana 3.
Escribir de qué.
De que se me han quedado las manos heladas.
De que este invierno adelantado
me ha constipado.
De que te odio
porque no puedo dejar de amarte.
De que me odio
por todo lo que hago.
De que no encuentro el sentido,
de que he perdido el norte,
de que crea que si pienso mucho en ti,
aparezcas.
Blablabla
blablabla
blablabla.
Lo que importa es el calor de unas manos
que calienten mi cuerpo.
De unas caricias en el pelo.
De leer un libro a medias.
De compartir momentos.
De querernos con detalles.
De un no me quiero ir.
De un si me voy, me parte un rayo.
Lo que importa es que me abraces,
el lujo de dejar sentir,
lo que emanan los cuerpos.
De una mente sana en cuerpo sano,
de un me quedo, si te quedas.
De un te queda bien ese pañuelo rojo,
de una mirada con brillo,
de un devórame ya,
aunque sea enmedio del pasillo.
Escribir de qué,
de que es esto de lo que se trata,
que en tratos anda el juego,
que yo siempre rompo la baraja,
que tú no vas a ser
mi as de copas preferido.
De que cómo puedo querer a alguien
que es tan miserable.
Mi escala de valores,
donde se ha quedado.
Escribir de que todo está helado.
De que de repente
todo se me queda grande.
Que se ha desteñido el estampado,
Que no te admiro,
ni como artista.
que me has defraudado
que me he llevado un chasco,
que tú eres tu ombligo,
y que quererte
es un agravio.
Escribir de qué.
Si no tengo nada que decir.
Que con 16 años me jugué la vida.
Y yo no lo sabía.
Escribir sobre que hay que tener ilusión
que la esperanza es lo último que se pierde,
que la fe mueve montañas,
que la sinrazon sólo deja sinsentidos,
que el amazonas sería más grande,
si hubiera menos papel escrito,
que me falta un compañero
que me sobran amantes
que vivo sin emoción
que no emociono.
Qué conmigo,
ni sentido ni sensibilidad.
Qué no soy única,
que hay miles de rosas.
Que yo,
sólo soy una más.
Escribir de qué.
Del amor en los tiempos del tinder.
Del diazepan de la mesita de noche.
De mi sueño sin sueños.
De tu huída sin mí.
De mis portazos.
De dar todo
por nada.
Realmente no quiero a ninguno.
Mi capacidad de amar
ha sido capada.
Podría escribir de deborahombres
de mata hari
de reinas
y de divas.
Pero para qué escribir.
Escribir de qué,
de los gatillazos,
de las mentes,
de los ascos,
de mis principios tiernos,
de tu principio gigoló.
Escribir de qué,
de que este invierno me duele el pecho
de que no quiero llorar más
otro verano.
De que todo me la suda.
De qué,
de qué escribir
Si no hay nada que valga la pena,
o la vida.
o la mierda.
De que estoy hasta los cojones
de que me suene el whatsapp,
que si quieren verme
nos vemos y ya está.
De que me dejen tranquila,
de que soy antisocial
que me moriré así.
De que llevo veneno dentro,
de que contigo no me salen colmillos.
Escribir de que tengo que dejarte queriéndote.
De convencerme de que es lo mejor para mí.
De que no me van a usar más.
De que ahora soy yo la que abuso.
Que esto debe ser un ciclo,
y tú la llevas.
Y llevas a otras,
víctimas igual que yo.
No soy la única,
ni soy especial para ti.
Sólo soy una bonita rosa.
Como lo son,
tantas otras.
De lo vacía que me siento.
De cómo me mata cada beso.
De que si tuviera más tiempo
iba a escribir diario de una ninfómana 3.
Escribir de qué.
De que se me han quedado las manos heladas.
De que este invierno adelantado
me ha constipado.
De que te odio
porque no puedo dejar de amarte.
De que me odio
por todo lo que hago.
De que no encuentro el sentido,
de que he perdido el norte,
de que crea que si pienso mucho en ti,
aparezcas.
Blablabla
blablabla
blablabla.
Lo que importa es el calor de unas manos
que calienten mi cuerpo.
De unas caricias en el pelo.
De leer un libro a medias.
De compartir momentos.
De querernos con detalles.
De un no me quiero ir.
De un si me voy, me parte un rayo.
Lo que importa es que me abraces,
el lujo de dejar sentir,
lo que emanan los cuerpos.
De una mente sana en cuerpo sano,
de un me quedo, si te quedas.
De un te queda bien ese pañuelo rojo,
de una mirada con brillo,
de un devórame ya,
aunque sea enmedio del pasillo.
Escribir de qué,
de que es esto de lo que se trata,
que en tratos anda el juego,
que yo siempre rompo la baraja,
que tú no vas a ser
mi as de copas preferido.
De que cómo puedo querer a alguien
que es tan miserable.
Mi escala de valores,
donde se ha quedado.
Escribir de que todo está helado.
De que de repente
todo se me queda grande.
Que se ha desteñido el estampado,
Que no te admiro,
ni como artista.
que me has defraudado
que me he llevado un chasco,
que tú eres tu ombligo,
y que quererte
es un agravio.
Escribir de qué.
Si no tengo nada que decir.
Que con 16 años me jugué la vida.
Y yo no lo sabía.
Escribir sobre que hay que tener ilusión
que la esperanza es lo último que se pierde,
que la fe mueve montañas,
que la sinrazon sólo deja sinsentidos,
que el amazonas sería más grande,
si hubiera menos papel escrito,
que me falta un compañero
que me sobran amantes
que vivo sin emoción
que no emociono.
Qué conmigo,
ni sentido ni sensibilidad.
Qué no soy única,
que hay miles de rosas.
Que yo,
sólo soy una más.
Escribir de qué.
Del amor en los tiempos del tinder.
Del diazepan de la mesita de noche.
De mi sueño sin sueños.
De tu huída sin mí.
De mis portazos.
De dar todo
por nada.
Realmente no quiero a ninguno.
Mi capacidad de amar
ha sido capada.
Podría escribir de deborahombres
de mata hari
de reinas
y de divas.
Pero para qué escribir.
Escribir de qué,
de los gatillazos,
de las mentes,
de los ascos,
de mis principios tiernos,
de tu principio gigoló.
Escribir de qué,
de que este invierno me duele el pecho
de que no quiero llorar más
otro verano.
De que todo me la suda.
De qué,
de qué escribir
Si no hay nada que valga la pena,
o la vida.
o la mierda.
De que estoy hasta los cojones
de que me suene el whatsapp,
que si quieren verme
nos vemos y ya está.
De que me dejen tranquila,
de que soy antisocial
que me moriré así.
De que llevo veneno dentro,
de que contigo no me salen colmillos.
Escribir de que tengo que dejarte queriéndote.
De convencerme de que es lo mejor para mí.
De que no me van a usar más.
De que ahora soy yo la que abuso.
Que esto debe ser un ciclo,
y tú la llevas.
Y llevas a otras,
víctimas igual que yo.
No soy la única,
ni soy especial para ti.
Sólo soy una bonita rosa.
Como lo son,
tantas otras.
domingo, 16 de octubre de 2016
Deshielo en paz
Abro la puerta de la habitación. Está dormido. Escucho sus pequeños ronquidos. Me acerco y veo su cara angelical. Tan rubio, tan guapo, tan tierno. Le beso la mejilla y le tapo con el edredón, hasta la oreja. Salgo al pasillo y voy a ver a su hermana. Abro la puerta y allí esta, respirando fuerte. Aún es pronto para saber qué carácter forjará, pero siempre tengo la impresión de que será como respira cuando duerme, fuerte. Le doy en beso en la mejilla. Está dormida, pero me intuye cada noche. Casi siempre, al día siguiente, me cuenta que le dí un beso antes de acostarme. La miro lo más dulcemente que puede mirar una madre a un hijo, y le tapo con la colcha hasta la oreja. Cierro la puerta.
Me dirijo, ya cansada y con sueño, a mi alcoba. Me lavo los dientes. Me pongo las lentillas. Sí sí, me las pongo para dormir. Hace años quise operarme la miopía, pero los oftalmólogos, tras unas pruebas, me desaconsejaron la intervención por culpa de una retina muy fina. Tras mi decepción y tras investigar mucho por internet, descubrí la existencia de unas lentillas, duras, que corregían la miopía mientras duermes. Así que me informé, y hace varios años que las uso, y me van fantásticamente bien. Así que lave las lentillas con suero, les puse una gota de humectante a cada una de ellas, y me las coloqué en los ojos. Casi siempre sale rodando alguna lágrima por mi cara, producto del suero y de las gotas. Así que, con frecuencia, me acuesto llorando. Dejo la bata colgada. Destapo la cama. Me meto semitumbada y me arropo. Me encanta mi cama. Cada noche doy gracias por tener una, y pienso en todos los pobrecitos que no tienen cama para dormir. Pienso en la suerte que tengo. En lo suaves que son mis sábanas, en lo mullida que es mi almohada. En la luz perfecta de mi lamparita de noche. Y en la tranquilidad que siento escuchando los pequeños ronquidos de mis niños desde mi cuarto. Pienso en que todo está como tiene que estar. Pienso en que todo está bien.
A menudo duermo con el portátil. Me hace compañía. Muchas veces me lo preparo al lado pensando en escribir algo. Pensando en a ver si se me enciende una lucecita y hago algo grandioso. Pero muchas noches me vence el cansancio, y no llego ni a abrir la pantalla. A menudo pienso que este cansancio mío impide que grandes obras puedan ser escritas o pensadas. Puedo hacerlo, pero el sueño me lleva casi siempre.
Hubo días con noches muy malas. Un día, después de 7 años sin fumar, apagué el primer cigarrillo en un pañuelo mojado de lágrimas. Mientras, como casi siempre hago cuando estoy triste, le rogaba al cielo que trajera una tormenta. "Tormenta acude a mi llanto", repito a veces. Esa noche, después de apagar mi primer cigarrillo en años, y después de desear a la tormenta, llovió. Empezó a llover con fuerza, y el agua que caía a cántaros me abrazaba en el sofá de mi balcón. Por lo menos, era un abrazo de algo. Y yo lo necesitaba.
Muchas veces pienso en que soy un mal ejemplo para mis hijos. De echo lo pienso siempre. Me pregunto si mis padres, si los padres de mis amigos, si los padres de todos los padres, si a todos los padres del mundo, les pasará igual que a mí. Se intenta hacerlo todo lo mejor posible, eso está claro. Se intenta que los niños no tengan carencias, que sean lo más perfectos posible. Pero siempre, siempre, cabe la duda de si estás haciendo lo correcto.
Nunca había querido ser madre. Pensaba en esterilizarme cuando cumpliera los 18 años. Si algo tenía claro por aquella época de adolescente, era que la maternidad no estaba hecha para mí. Qué paradoja es la vida. Mi ex me convenció para que no lo hiciera. Era irreversible y la vida da muchas vueltas. Yo pensé, bueno, aunque no me esterilice no tendré hijos si no quiero. Pensamiento erróneo. Fallo del sistema. No sólo uno, me hizo dos.
Hoy en día, pienso que debería haberme esterilizado como tenía previsto. Pero no me arrepiento de tener a mis hijos. Son dos, pero son tan diferentes uno del otro. Y los quiero tanto, pero tanto. Todo el mundo debería tener hijos. Una persona no es completa si no vive esta experiencia. Se morirá perdiéndose sensaciones, emociones. Sentimientos que sólo los vives cuando te conviertes en padre.
Yo sólo intenté ser fría. Cuando creía que me iba a volver buena, mi odio aumentó. Yo no podía ablandecerme, yo debía ser mala. Intenté ser fría, sólo que mi corazón no se congela. Lo siento latir. Siento algo caliente en mi pecho que derrite mi corteza de hielo. Intenté ser fría, pero mi corazón no se congela. Intenté ser fría, sólo que mi corazón pelea.
viernes, 14 de octubre de 2016
Enemigos íntimos
Tú arrogante
yo orgullosa.
Si alguna vez nos amamos
ahora no nos podemos ver.
Uno héroe y el otro villano,
dos contrarios,
los opuestos,
enemigos profundamente íntimos,
dos líquidos inmiscibles,
saturación de polvos,
el lado positivo y el lado negativo,
policía y ladrón,
manta y pies fríos,
paraguas sin lluvia,
sol de noche.
Nos perseguimos,
y nos vamos a perseguir,
como magneto y el profesor,
como el joker y batman.
Te bautizo en este momento,
como mi enemigo público número uno.
Mi contrario,
no puede haber héroe,
sin un villano.
miércoles, 12 de octubre de 2016
Aprendiendo
Hay muchas formas de querer. Hay amores que son apasionados, que impactan y compactan el aire hasta abosrber el último tramo fresco. Hay amores que suben como la espuma, pero que bajan igual de rápido. Hay amores que viven siempre, que son a fuego lento, que dejan con la duda. Hay amores que dañan. Amores insanos. Amores interesados, y amores con desinterés. Hay amores que soplan aire fresco, y hay amores que remueven todo lo rancio.
Mi página sigue en blanco. Me he hecho con el harén. Todos me aportan cosas diferentes, a veces muy diferentes. Si los juntara a todos probablemente saldría Don Diablo. Pero tú ya no estás, mi cajita vacía. Y así debe ser.
El papel de Mata Hari no me queda tan mal. Pero sigo pensando mucho antes de esbozar el primer trazo. Y ante la indecisión, prefiero no hacer nada y ser prudente. Por el momento he dormido mientras me acariciaban el pelo. Mis labios han enrojecido de tanto besar. Con lo que me gustan los besos.. y hasta me he hartado. Me han hecho reír, he probado cosas nuevas, he recibido regalos de personas que apenas me conocen y ya me aprecian.
Existe un amor sincero, dentro del alma. Me pregunto a menudo si sería capaz de subirlo. Las cosas han cambiado mucho en estos dos años y pico. Yo he cambiado. Él también. Me cabe la duda de si sería posible forjarlo. Me quiere, es imposible esconder. Yo a él también. Si me tiro a la piscina puede que salga bien. O puede que salga mal. Y si me canso. No soportaría destrozar a otra persona más en esta vida. Otra culpa que cargar. Pero y si sale bien. Y si me dejo y me enamora.
La incertidumbre siempre me acecha. Ser o no ser, en este momento.
Así que tiro con la página en blanco y que sea lo que dios quiera. Estoy aprendiendo mucho. Quizás todo esto se trate de eso, de aprender. Y a mí, siempre me ha gustado aprender.
lunes, 10 de octubre de 2016
Mi vida en blanco
Una nube de letras se lo ha llevado todo. Como un borrador de tinta imantado.
Y luego... todo en blanco. Una imagen blanca, una pared, una habitación, una casa, una vida en blanco. Y al lienzo blanco de mi vida, antes de poner o adornar nada con nada, le pongo de subtitulo un pensamiento... Raquel, piensa en tus hijos. Y me lo repito, mentalmente, antes de dar cualquier paso. Antes de cualquier acción. Siempre aparecen ellos por delante y me digo, Raquel, piensa en tus hijos. Creo que yo paso a la historia. Me doy igual con tal de que ellos estén bien. Raquel, piensa en tus hijos. Y muévete. Y levántate y anda.
Hoy he estado tan arropada. Cuando estamos todos juntos y soy tan feliz, me doy cuenta de cuanto los echo de menos, a todos. A mi madre, a mi padre, a mis hermanos, a mis cuñadas, a mis sobrinos, a mis hijos. Los quiero tanto. Y tanto es tanto. Tan profundamente, que daría mi vida por el bienestar de cualquiera de ellos. Es la familia. Es mi familia. Y me arropan y siempre están conmigo adonde quiera que vaya. Joder como puedo querer tanto. Amo, los amo, me amo. Soy como una bola de fuego, como un sol gigante deprendiendo mi corazón por la luz que emana. Me nutren, me hacen brillar, me hacen reír, y me hacen ser mejor persona.
Los quiero tanto, pero tanto.
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